El crowdfunding de los emprendedores chusqueros

Para quien no esté familiarizado con la jerga militar, el chusquero era aquel soldado quien habiendo comenzado como tropa iba ascendiendo a base de méritos y años de servicio. En La Legión empezando como soldado raso antaño se podía llegar hasta el empleo de brigada. España, obviamente, no es Estados Unidos, donde un mustang afroamericano como Colin Powell puede llegar a presidente del Estado Mayor Conjunto. En España ya no existen los chusqueros e incluso dentro de la misma escala es necesario hacer cursos para ascender, pero, en cualquier caso, en la milicia siempre dicen que la veteranía también es un rango.

Ayer me invitó Agustín Cuenca la presentación de lanzamiento de la asociación Innovamos 2.0 una iniciativa de «emprendedores indignados» que pretende aglutinar a miles de emprendedores con el propósito de gestionar mediante crowdsourcing los fondos de pequeños y grandes inversores interesados en buscar un vehículo para ganar dinero con las empresas de base tecnológica al tiempo que conntribuyen al desarrollo de un tejido social de emprendedores.

Innovamos 2.0 cuenta con una embrionaria plataforma de colaboración en la cual se están recogiendo las opiniones de los socios para orquestar su funcionamiento, pero como esto es un blog, y un blog es esencialmente un monólogo 2.0, éste, en particular, el monólogo de mis opiniones.

Veamos, en primer lugar tiene mucho sentido reutilizar la experiencia de los emprendedores veteranos. Hay muchas iniciativas para intentar reproducir el exitoso caso de Y Combinator donde no sólo se busca financiación sino que se presta una apoyo integral al emprendedor. En España están Startupbootcamp o SeedRocket o Startup Weekend y por toda Europa han aparecido aceleradoras de startups como setas: TechStars, Seedcamp, Le Camping, Springboard, Ignite100, Oxygen, HackFwd, GammaRebels… y no sé cuántas otras más me estaré dejando en el tintero de la proliferación de incubadoras. Y esta multiplicación de las incubadoras es porque ya ha habido casos de éxito en lo que el “smart money” ha conseguido excelentes resultados.

Dealflow pyramid Como explica Josep Amorós, existe una nueva tendencia para el capital riesgo el cual, debido al incremento en el ritmo de cambio tecnosocial, se verá forzado a invertir en estapas más tempranas. Josep explica también que el número de proyectos crece exponencialmente conforme se acerca uno a la base. Por consiguiente, en la fase de capital semilla hay demasiados proyectos como para que un único equipo evaluador pueda revisarlos todos. Hasta ahora la criba se hacía mediante mecanismos tipo concursos como Red Herring o Innovate! pero hay otra forma de separar el trigo de la paja en los proyectos mediante crowdsourcing. Ya existen algunas iniciativas de crowdstorming como Ideas4all o Worthidea. Pero son más bien plataformas de brainstorming colectivo antes que herramientas con un workflow sistemático para identificar buenas oportunidades de negocio.

En mi opinión, el crowdsourcing (debidamente implementado) no sólo podría ser una forma viable de selección de proyectos retoños sino que en el futuro podría ser la única forma realmente operativa de tratar el aluvión de proyectos que están surgiendo. Por otra parte invertir por invertir, en modo «silly money» es muy peligroso. Prácticamente todos los magnates a quienes les ha ido bien han advertido a lo largo de su carrera sobre la importancia de invertir sólo en aquello que se comprende y se conoce. Pero en Europa existen muchas personas adineradas que no entienden la dinámica de los mercados de productos TIC. Existen por una parte personas con dinero, por otra emprendedores con muchas ganas y mucho coraje, veteranos que ya andan un poco de vuelta de todo y proveedores de servicios que las startups necesitan. La receta secreta es combinar todos esos ingredientes.

Por último, una nota de advertencia. Una empresa existe para atender a un mercado. Si no hay mercado no hay empresa. Mandar a un batallón de emprendedores a por un mercado inexistente es como la historia del Barón de Münchhausen en la cual salió de una ciénaga tirándose de los cordones de sus botas. El poder adquisitivo de los compradores está todavía seriamente mermado. Basta con examinar los casos de startups europeas de base tecnológica exitosas para percatarse de que muchas de ellas se basan en explotar descuentos hasta el último céntimo. Bien sea en forma de cupones, outlets, comparadores de precios, o cualquier otra forma de optimización del precio a costa del margen del vendedor. Si paralelamente a todas estas iniciativas para crear empresas no se restaura la capacidad de compra de los clientes, todo el ímpetu emprendedor se desinflará y se quedará en otra generación de valientes desencantados y echando cada dos por tres el curriculum en Silicon Valley.

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