¿Qué necesidades psicológicas satisfacen las redes sociales?

Era tentador titular este artículo “adicción a las redes sociales” o “daños psicológicos provocados por Facebook”. Eso probablemente generaría más tráfico de lectores a costa de un injusto sensacionalismo ludita. Corren tiempos duros para Facebook en forma de múltiples críticas y demandas legales. Mas yo no creo que su espíritu sea demoníaco. Creo que, cómo en las películas de ciencia ficción, la inteligencia artificial y el uso que la gente hace de la tecnología se les ha ido de las manos en perjuicio de ellos mismos y de toda la sociedad.

Cada generación piensa que la siguiente está en serio peligro de retroceder intelectualmente debido al efecto nocivo de las nuevas tecnologías. En los ochenta estaba bien pasarse horas colgados del teléfono pese a las críticas de los padres. Ahora esos mismos que usaban y abusaban de la línea fija de comunicación acusan a los adolescentes de estar atontados con el móvil. No es que los móviles sean psicológicamente inofensivos, para nada, de hecho todo lo contrario, son herramientas extraordinariamente peligrosas por su potencia de comunicación y la adicción que generan fácilmente. Pero voy a intentar ser imparcial en el análisis de los beneficios del progreso tecnológico versus los daños que causa su mal uso.

Este es un artículo de opinión, que voy a intentar respaldar con tantos datos cómo me sea posible, pero en un ejercicio de humildad debo avisar al lector que probablemente casi todo lo que afirmo es razonablemente discutible.

¿Por qué necesitamos chequear las redes sociales constantemente?

Yo diría que se debe a cuatro razones:

1ª) el mecanismo de recompensa de la dopamina
2ª) la necesidad de una validación social
3ª) el deseo de paliar la soledad sin sacrificar la intimidad.
4ª) el miedo a perderse algún acontecimiento importante (Fear Of Missing Out, o FOMO).

La recompensa de dopamina fue abiertamente reconocida en 2017 por Sean Parker (ex-presidente de Facebook). Consiste en que cada vez que recibimos un Like u otro refuerzo positivo en las redes sociales, nuestro cuerpo libera una pequeña cantidad de un neurotransmisor que nos produce una sensación placentera. Los críticos de Facebook (incluido el propio Parker) dicen que la red se diseño premeditadamente para explotar esta vulnerabilidad psicológica con el fin de acaparar nuestra atención. Puede que esto sea cierto, pero no es menos cierto que Facebook no es para nada la única empresa que actualmente trata de explotar la recompensa de dopamina.

La segunda razón es la necesidad de validación social. Una gran parte de las decisiones y el comportamiento de una persona no emanan de su propio juicio sino de la observación del comportamiento y las opiniones de los individuos que la rodean. Cuanto más insegura se siente una persona más necesita que los demás validen su visión de la realidad: “¿me queda bien este vestido?”. Relacionada con la necesidad de aceptación social se encuentra la superación por asociación. Cuando las personas no pueden alcanzar logros notorios por sus propios medios entonces se unen a grupos exitosos para gozar de una porción de la victoria. Hacerse hincha de un equipo de fútbol proporciona la misma emoción de un partido y el dulzor de ganar sin necesidad de correr 90 agotadores minutos detrás del balóon. Twitter e Instagram proporcionan el medio perfecto para la dinámica de superación por asociación.

La tercera razón es que todos los seres humanos sentimos miedo de quedarnos solos. Esto es normal debido a que nuestra supervivencia como especie se basa en nuestra capacidad para operar en grandes grupos. Por consiguiente un ser humano aislado corre peligro. Entonces tratamos de acercarnos a los demás para sentirnos menos solos. Las relaciones sólidas se fundamentan en el pilar de la confianza y la confianza se consigue mayormente mediante la relación íntima con otra persona. Pero abrir nuestra intimidad nos hace sentirnos vulnerables. Entonces nos encontramos con un montón de personas que, por un lado, quieren sentirse menos solas, pero, por otro, no quieren sacrificar su intimidad. La solución que adoptan estas personas es presentar al público una versión censurada de sí mismas que les permita conectar con los demás pero sin exponerse al riesgo de la decepción. Y las redes sociales son la herramienta perfecta para la publicación de este tipo de personalidades adaptadas a lo que se considera socialmente aceptable.

La primera buena noticia es que una vez que nos hacemos conscientes de las tres trampas anteriores es posible poner en práctica mecanismos para defendernos de ellas.

La forma de superar la adicción a la dopamina es la misma que para dejar de fumar o dejar de beber. Se trata de apagar el móvil y meterlo en un cajón durante la mayor parte del día. Nunca mirarlo durante una cena, ni viendo la televisión, ni de forma casi inconsciente durante un tránsito en metro.

Con respecto a la necesidad de validación social, la solución consiste en volverse lo suficientemente fuerte psicológicamente como para dejar de necesitar el refuerzo de los demás. En lugar de convertirnos en marionetas cuyo comportamiento está dictado por el número de followers y likes, debemos emanciparnos de los controles sociales y buscar la felicidad como recompensa al ejercicio de las acciones correctas y la gratificación que nos puede proporcionar el momento presente de forma privada.

Sobre el miedo a la intimidad, opino que lo único que podemos hacer es aceptar que todos somos humanos e imperfectos. Aceptar que algunas personas en las que confiamos nosdecepcionarán y que nosotros también le fallaremos a otras. Aceptar que algunas relaciones futuras fracasarán igual que fracasaron las pasadas. Comportarnos con amabilidad y rectitud esforzándonos en hacer lo correcto de manera que se minimizen las acciones de las que más tarde tengamos que arrepentirnos. Y de ahí en adelante abrazar el caos inherente a la condición humana.

¿Por qué es tan nocivo el secuestro de la atención?

Una consecuencia del razonamiento anterior, es que cuando las redes sociales secuestran nuestra atención, de forma colateral también secuestran nuestra felicidad al privarnos de la posibilidad de concentrar nuestros esfuerzos en la consecución de nuestros objetivos vitales en lo que se ha llegado a conocer cómo Trastorno de Déficit de Intención.

¿Cuáles son los principales trastornos mentales que causan las redes sociales?

Los estudios como #StatusOfMind de la Royal Society for Public Health sugieren que el uso excesivo de redes sociales (más de dos horas al día) incrementa los casos ansiedad y depresión en los jóvenes. Además, según los estudios, las mujeres son más vulnerables que los hombres probablemente debido a que tienen más problemas de autoestima y, por consiguiente, son más dependientes de la validación social.

A la cabeza del ranking en efectos nocivos para la salud mental se encuentra Instagram, seguida de Facebook. Y en último lugar YouTube cuyo peor efecto parece ser la pérdida de tiempo que implica su uso. A Instagram se le imputa principalmente fomentar la envidia y el ego e inducir en los seguidores la idea de una falsa vida idealizada que poco o nada tiene que ver con la realidad.

¿Por qué no existen los votos negativos en Facebook?

Si cada 👍 “Me Gusta” recibido es capaz de inducir una pequeña gratificación, cabe preguntarse que pasaría con cada hipotético 👎 “No Me Gusta”. La respuesta es que la intensidad del estímulo negativo es mucho más fuerte que la del positivo. Cuando los usuarios sufren un impacto emocional se enfadan y se vuelven propensos a darse de baja en la red. Es por esto que las redes sociales emplean una gran cantidad de esfuerzo y recursos para impedir que sus usuarios vean nada que les perturbe. El problema (para las redes sociales) es que, como ya he escrito en otra ocasión, las flame Wars son muy difíciles de evitar. En Facebook es cómo si de un tiempo a esta parte no se pudiera publicar nada significativo sin ofender a alguien.

Los propios adolescentes señalan el ciberbullying cómo el principal efecto negativo de las redes sociales. Aunque no es difícil intuir que por muy malo que sea el cyberbulling, el BULLYING en persona y a diario es mucho peor.

Y no son sólo los comentarios negativos lo que puede inducir a un usuario a abandonar una red social. Los contenidos, aunque veraces, también causan bajas si son en exceso impactantes. Creo que esto es especialmente cierto entre la gente que tiene una vida fácil y cree que el progreso se produce de forma espontánea anclado en un conjunto de creencias y valores dogmáticos. Cuando se enfrentan a noticias adversas estas personas se enfadan pero también pierden rápidamente el coraje para cambiar la situación cayendo en el odio, la ansiedad y la apatía. Es por eso que, si lo que se pretende es retener a los usuarios, las noticias no deben poner en tela de juicio las creencias que les hacen sentirse seguros. Incluso las buenas noticias pueden incrementar la tasa de abandono. Entre los científicos de datos de Facebook es sabido que existe una tendencia en las mujeres solteras a ocultar todas las actualizaciones de una amiga tras que esta anuncie que se va a casar o que ha tenido un hijo.

¿Reducen las redes sociales nuestra capacidad de comunicación?

Supongo que cuando se inventó el teléfono mucha gente pensó que se multiplicaría el analfabetismo y la gente perdería la capacidad de hablar cara a cara. Pero ninguna de esas cosas sucedió. Ciertamente casi nadie envía ya cartas manuscritas y cada vez es menos importante hacer acto de presencia en las efemérides. Pero todos los indicadores sobre expresión escrita y comunicación interpersonal siguieron mejorando tras la invención del teléfono.

Análogamente, algunos psicólogos y una buena parte de la población madura piensan que Internet y las redes sociales reducen la capacidad los usuarios para interactuar en persona. Yo no conozco ningún estudio estadísticamente significativo que demuestre esto.

Es cierto que millones de personas viven voluntariamente recluidas en Matrix. Pero no es menos cierto que de toda la vida han existido personas quienes decidieron aislarse de la sociedad.

Es cierto que ante una presión social que les resulta insoportable algunas personas tiran la toalla y deciden esconderse de sus semejantes refugiándose en un mundo virtual que les permita sentirse menos ansiosos y más seguros.

Es posible que, desprovistos de habilidades sociales por el abuso de Internet, algunos individuos tiren la toalla y se refugien en la red. Pero es mucho más probable que primero sufriesen el fracaso y el acoso en persona y como consecuencia se escondiesen en la red. Es decir, mi conjetura es que huir a la seguridad de un avatar es el efecto y no la causa.

Por último, conviene tener en cuenta que los jóvenes usan Snapchat para entablar una serie de conversaciones profundas que las personas maduras nunca mantendrían por chat. Para la gente mayor, las cosas serias se trantan cara a cara, pero para los jóvenes es perfectamente normal hablarlo por chat. Es por eso que la funcionalidad de que los mensajes del chat «se los lleve el viento» cómo ocurre con durante la expresión oral es fundamental en el éxito de Snapchat.

¿Por qué los adolescentes están abandonando Facebook en favor de Instagram y Snapchat?

Según muestran los estudios de PEW Research y la propia Facebook ha reconocido, el uso de Facebook entre los más jóvenes (de 13 a 17 años) está descendiendo a favor de Instagram y Snapchat. En 2014 el 71% de los adolescentes afirmaban usar Facebook mientras que en 2018 la cifra para el mismo estudio es del 51% frente a un 52% de Instagram y un 41% de Snapchat. El traspaso hacia a Instagram puede que a Facebook le resulte mayormente indiferente debido a que Facebook compró Instagram por 1.000 millones de dólares en 2012. Sobre Snapchat, Facebook ha estado copiando algunas funcionalidades en Whatsapp también adquirida en 2014 por 19.000 millones

No obstante lo anterior, en 2018 Facebook continua siendo la red social con mayor penetración.


Los adolescentes exponen las siguientes razones para abandonar Facebook:

• La presencia parental en su grupo de amigos les hace sentirse controlados y alienados.

• No confían en Facebook. Según una encuesta de Bloomberg Businessweek, sólo el 9% de los adolescentes creen que Facebook es confiable.

• Piensan que es demasiado intrusivo con la vida de las personas.

• No están totalmente cómodos con los requerimientos de identidad real y veracidad de los contenidos que exige Facebook. Entre los adolescentes es frecuente tener dos cuentas de Instagram, la real, y otra imaginaria con un avatar.

• Debido a que su vida y su aspecto cambian rápidamente, muchos adolescentes no quieren que sus publicaciones de años anteriores sigan estando disponibles. Instagram, en cambio, ofrece la posibilidad de caducar y eliminar contenidos automáticamente. En Snapchat se pueden programar los mensajes para que se autodestruyan entre uno y diez segundos después de haber sido leídos.

• Los adolescentes prefieren aplicaciones simples de mensajería con respuestas rápidas e inmediatas.

Yo no creo que se deba permitir el uso ilimitado de redes sociales entre los adolescentes. La razón es que las redes no se diseñaron para ellos, o si se diseñaron para ellos entonces el que las diseñó no tenía nada bueno en mente. De todas ellas la que mejor se ha adaptado a la personalidad adolescente es Instagram por los siguientes motivos:

• En Instagram prima lo visual sobre lo textual en un mercado en el que la gente cada vez lee menos porque les cuesta más centrar su atención y porque los smartphones no son un dispositivo idóneo para leer ni para escribir.

• Instagram es ideal para la fase apolínea de la vida en la cual la persona aún no está orientada al logro ni a servir a los demás sino tan sólo intentando descubrirse a si misma y mostrarle al mundo quien es para ser aceptada en el grupo.

• Instagram ofrece inmediatez e historias furtivas que deben ser leídas poco tiempo después de ser escritas porque desaparecen. Esto genera la paranoia de perderse algo importante si no se están chequeando los contenidos compartidos con mucha frecuencia.

• Instagram permite un control absoluto de la conversación por parte del iniciador. Facebook y Twitter también permiten eliminar de forma inmisericorde del hilo de conversación cualquier comentario indeseable pero en ninguna otra red cómo en Instagram es tan sencillo mantener a los trols y a los criticones silenciados.

Es por las mismas razones anteriores que Instagram puede ser nocivo para los jóvenes ya que es un buen medio para la propagación de la envidia, la comparación enfermiza, la adicción a las estadísticas de seguidores y la idealización de una falsa vida que presuntamente llevan los demás.

¿Por qué los adultos se quedan en Facebook?

Algunas de las razones que impulsa a los adolescentes a abandonar Facebook son las mismas que retienen a los adultos. A medida que las personas envejecen tienden a reducir la velocidad con la que crean nuevas conexiones sociales. Esto es comprensible debido a que de jóvenes la mejor estrategia es explorar el mayor número posible de opciones pero a medida que se encuentran los mejores amigos es mejor concentrarse en explotar la relación con ellos en lugar de invertir tiempo en probar nuevas relaciones que probablemente rindan peores resultados que las ya conocidas. Existe un punto de inflexión en el cual la retención de viejos amigos se convierte en más rentable que la inversión en hacer nuevos amigos. Muchas personas llevan esto demasiado lejos y envejecen prácticamente solas. Durante este proceso, Facebook facilita a sus usuarios mantener el contacto con personas del círculo interesante de amigos y paliar la nostalgia de otros tiempos u otros lugares.

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