Tax Loans

Leo en eldiario.es un certero artículo de Marta Sofía Ruiz aclarando la diferencia entre el EBITDA y el beneficio real en las empresas. Trata sobre la esencia del mecanismo principal para evadir impuestos legalmente en la actualidad.

Los impuestos se recaudan por la diferencia entre ingresos y gastos (no tendría sentido intentar cobrarle a alguien que tiene muchos ingresos pero ningún beneficio). Los gastos incluyen costes financieros (intereses). Entonces una forma de reducir el beneficio (aka no pagar impuestos) es tener una enorme deuda y, por consiguiente, muchísimos costes financieros. He aquí la clave que comenta el artículo de eldiario.es: las punto com son empresas cuyo EBITDA es positivo (ergo cotizan al alza en bolsa) pero en el cierre contable después de intereses e impuestos arrojan pérdidas (ergo no pagan impuestos).

Se trata de una regulacion legal perversa mediante la cual, aunque tengas mucho dinero, lo más eficiente fiscalmente es estar endeudado. Es por eso que incluso las empresas que tienen cantidades ridículamente altas de caja mantienen deuda.

El patrón no se aplica sólo a las empresas. En el Reino Unido, desde hace ya casi una década, y en España según se ha descubierto tras los papeles de Panamá, existe mucha gente que cede sus ingresos a cambio de una renta. En la jerga legal británica se conoce como los tax loans. El mecanismo es como sigue: tú eres autónomo, y vas a firmar un contrato, supongamos de 200€/día por 6 meses. A 22 días por mes igual a 26.400€ de ingreso bruto (más IVA). Entonces haces lo siguiente: pides un préstamo por 20.000€ a una empresa off-shore con un interés del 10% anual. Como garantía de este préstamo pones tu nómina pero de manera que tú nunca llegues a percibir el ingreso. Es decir, el cliente debe pagarle a la off-shore directamente. Fiscalmente, tienes una deuda de 21.000€ (20.000+intereses) y la off-shore debe de reconocer el ingreso pero como está radicada en un paraíso fiscal no tributa. Para que el trabajador tenga cobertura en la seguridad social, la off-shore subcontrata a una empresa en el país que le paga al sujeto pasivo un salario muy bajo, pongamos por caso 20€/día. El resultado neto es un coste real entre el 15% y el 18% para el (no)contribuyente. Puede que ni siquiera se aplique el IVA ya que la venta de servicios entre países intracomunitarios está exenta. Y es todo “legal”. O más bien “legal” sobre el papel. Pues existe un principio de derecho que establece que las cosas son «lo que son» y no «lo que las partes dicen que son». Es por esto que un juez puede limpiarse el trasero con una carpeta de facturas por muy “legales” que sean si en realidad no se corresponden con ningún producto o servicio real o se emitieron con el único fin de eludir el pago de impuestos.

En el Reino Unido le han dado a los listillos de plazo hasta 2019 para dejar en cero sus tax loans y están tratando de llegar a acuerdos negociados de amnistía fiscal (pagando el 10% y esas cosas…) para evitar difíciles batallas judiciales con los implicados ya que con la ley actual no está claro que Hacienda pueda ganarles en un juicio. Algunos tienen un serio problemilla porque, puestos a endeudarse a costa de la nómina, pidieron un préstamo para el Jaguar, el ático en la costa y los costes del divorcio, y, claro, ahora el HMRC (la AEAT en UK) les reclama una cantidad en decenas de miles que no tienen en la cuenta bancaria. Y como llevan haciéndolo años están dentro del rango de delitos fiscales punibles con cárcel. Sin embargo, no llegará la sangre al rio porque hay tanta gente pringada a todos los niveles que a nadie le interesa que se destape todo el cotarro.

La raíz del problema, no obstante, es un sistema fiscal inapropiado donde las personas jurídicas están obligadas a una presión fiscal excesiva. Debido a que no se pueden poner puertas al campo en una economía globalizada, el impuesto de sociedades debería estar siempre por debajo de los costes financieros. Esto implicaría dejar dicho impuesto en una horquilla entre el 3% y el 5%. Ya sé que esto suena completamente impopular ¡Mosquis! ¿No sería eso acaso reducir la presión fiscal sobre los multimillonarios y sus grandes empresas? Pues no. Resulta que el beneficio de una empresa no es de nadie. Bueno, es de la empresa, pero ese es el dinero que la empresa tiene para crecer y generar empleo. Gravándolo al 35% lo único que se consigue es que a las empresas les resulte más rentable estar perennemente endedudas, con el consiguiente riesgo que eso acarrea. El único momento en el que se debería fiscalizar el beneficio es cuando se reparte entre los accionistas bien sea via nómina, dividendos o retribución en especie. Por último, mantener una empresa (o a uno mismo) permanentemente endeudada hasta las trancas es peligroso pues pone a la empresa a merced de los acreedores (bancos y otros aún más fieros) en el caso de que se desplomen los ingresos por causas impredecibles.

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