Iba a titular este artículo «Cómo el capitalismo está arruinando la vida de miles de millones de personas». Pero luego me pareció excesivamente catastrofista. Todos los años escribo alguna historia de trasfondo social por Navidad. Esta es la historia actual de mucha gente.
Ya escribí en 2012 acerca de la desaparición paulatina de la clase media. Y desde entonces hasta ahora es cómo si el fenómeno se volviese cada vez más acuciante, siendo los Millenials comparativamente más pobres que sus padres de la Generación X y la Generación Z, a su vez, aún más pobre que los Millenials.
Las nuevas clases sociales
En los departamentos de marketing incluso han puesto nombre a la nueva clase social: A.L.I.C.E. Asset Limited Income Constrained Employed. En español, empleado con activos limitados e ingresos restringidos. Lo que quiere decir que son personas quienes, en teoría, tienen una casa, pero en realidad lo que tienen es una hipoteca que cuesta más que la casa, sus ingresos se ven fuertemente mermados por impuestos y, en los países anglosajones, por exorbitantes gastos sanitarios y sociales. Eso sí, pueden ser felices y dar gracias a Dios de que tienen un empleo, aunque ese empleo de 80.000$ al año en Silicon Valley sólo les dé para vivir en una roulotte, la atención sanitaria a un parto sin seguro médico puedan ser algo así cómo entre 25.000$ y 50.000$ y el 42% de los norteamericanos que son diagnosticados de cáncer acaba en bancarrota.
Para algunos, la solución ha sido subirse al carro de otra clase social, los D.I.N.K.IES Double Income No Kids, es decir, parejas sin hijos donde trabajan los dos. Lo cual es muy respetable, además de que ya hay demasiada gente en el Mundo cómo para traer más. Pero el medio para tener una buena vida no puede ser forzosamente renunciar a tener hijos.
Lo paradójico es que es precisamente en algunos de los paises países más ricos es dónde se está empujando a un mayor porcentaje de población por debajo del umbral de pobreza relativa. Relativa porque no es lo mismo ganar 30.000$ al año en África, en Europa o en Norteamérica. En el Reino Unido se estima que un 20% de los niños viven por debajo del umbral de pobreza relativa. Lo cual quiere decir que no disponen de suficientes recursos para todas las necesidades básicas: alojamiento, manutención, sanidad y educación.
La infame ciudad amurallada de Kowloon en Hong Kong, los 60.000 sin techo de Los Ángeles o el recuento de que en el Reino Unido hay más centros de comida para indigentes que franquicias de McDonald’s.
¿Dónde está la cantidad ingente de dinero que existe?
El caso es que en el mundo existe una gran cantidad de dinero. Suficiente cantidad cómo para erradicar la pobreza. Sostengo, además, que todo ese dinero es real y necesario. La masa monetaria se ha multiplicado vertiginosamente sin que se produzca hiperinflación. Esto es en parte debido a la acción de los bancos centrales, pero también debido al incremento acelerado de la frontera de posibilidades de producción. Cada día que pasa somos, en conjunto, más ricos, y esa riqueza creciente debe tener un reflejo en el crecimiento monetario para impedir la deflación que para los más pobres es igual de mala o incluso peor que la inflación.
Lo que sucede es que con la inflacción baja, el mecanismo de creación de dinero mediante el crédito bancario ya no da para más. Las empresas están endeudadas hasta las cejas y la gente simplemente no puede pedir y pagar préstamos suficientes cómo para sostener el crecimiento de la economía. Fué por ello que los bancos centrales se pusieron a imprimir dinero cómo locos. Y el problema no fue imprimir ese dinero, que cómo ya h expuesto era necesario, el problema fué cómo se repartía ese dinero, lo cual se hizo mediante el mecanismo de LA DEUDA.
Pondré un ejemplo sobre lo pernicioso de la deuda: en Estados Unidos, el gobierno podría haber decidido invertir en educación universitaria gratuita (o muy barata) cómo la que hay en la Comunidad Económica Europea. Sin embargo, decidieron subvencionar un porcentaje del coste de las universidades y, además, dar facilidades al crédito estudiantil. Paralelamente, las universidades se embarcaron en una carrera por subir en los rankings de valoración, para lo cual necesitaban mejorar sus instalaciones y personal, para lo cual tenían que subir las tasas pero cómo el Gobierno Norteamericano pagaba una parte y existían créditos blandos, todavía era posible acceder a la educación superior. El resultado es que, según Wikipedia, en EE.UU. hay un billón y medio de dólares de deuda estudiantil (1.500.000.000.000$). Hay más de 44 millones de personas endeudadas con una deuda media por encima de los 37.000 dólares por cabeza. Estamos hablando de deuda contraída por jóvenes que no tienen activos ni empleo en el momento de contraerla.
La deuda
La deuda se sostiene sobre tipos de interés artificialmente bajos. Que a su vez se generan para mantener a raya la temible inflación. Pero es más, parece haber por parte de los gobiernos una auténtica cruzada contra el ahorro y contra la liquidez en general debida a una deficiente interpretación del enfoque keynesiano del gasto, cuyo origen se remonta al libro de Keynes La teoría general del empleo, el interés y el dinero, en el que postula que el ahorro reduce los ingresos de otra persona al no estar siendo consumidos los bienes y servicios prestados por esa otra persona. Si bien es cierto que el gasto puede estimular durante cierto tiempo la economía, lo que los keynesianos no contemplan es que cuando la gente se queda sin ahorros pierde la capacidad de planificarse estratégicamente, de hacer frente a imprevistos y de aprovechar las oportunidades que surgen. No pueden invertir, ni pueden cambiarse a un trabajo mejor a otra ciudad, porque no tienen dinero para sufragar el traslado aunque a la larga les reportase mayores beneficios.
La guerra contra la tenencia de dinero por parte de la población es tan exacerbada que en ocasiones se ha llegado a plantear prohibir el papel-moneda. Cuyo uso ya está, de hecho, muy restringido de forma legal y práctica porque el objetivo último es abolir cualquier tenencia anónima de riqueza para que todo sea fiscalizable.
Por qué prevalece el fenómeno
No recuerdo dónde leí que uno de los mayores logros del capitalismo es haber creado pobres de derechas. Creo que este ha sido en parte un gran logro de las clases dominantes en las últimas dos generaciones: han convertido a regiones enteras de sus propios países en zonas subdesarrolladas. Antes existían los países «del Primer Mundo» versus los países «en Vía de Desarrollo». Ahora existen las zonas ricas cómo Richmond en el Valle del Támesis o Palo Alto en Silicon Valley y la periferia nacional de esas zonas dónde la gente vota Brexit o Trump porque no entiende qué demonios está pasando. Y lo peor es que dudo que ni los partidarios del Brexit ni los conservadores estadounidenses lo entiendan tampoco.
La aceptación del capitalismo sin límites por buena parte de la sociedad posiblemente se debe al miedo al comunismo. Ciertamente, el comunismo cómo orden social ha fracasado sistemáticamente en múltiples ocasiones. Los defensores del capitalismo argumentan que en ausencia de ricos y pobres nadie tiene un incentivo para esforzarse y consecuentemente, a la postre, todo el mundo acaba siendo pobre. Se supone que debe existir una selección natural de los más fuertes. Y esto, en principio, estaría bien en términos evolutivos y de supervivencia a largo plazo de toda la Humanidad. El problema es que «fuerte» en el contexto del capitalismo significa ambicioso, avaro, audaz, despiadado, insolidario y cortoplacista. Y todas esas actitudes individuales son veneno puro para la sociedad y para todo el planeta en conjunto a largo plazo. La defensa a ultranza de la supervivencia del más fuerte está peligrosamente cerca del nazismo. Excepto que los nazis lo expresaban explícitamente y, para ellos, el «fuerte» era aquel capaz de sacrificarse para hacer grande a su nación.
Otra causa para la derechización social es el desencanto con la izquierda. Los partidos de izquierdas, en general, llevan décadas obsesionados con un discurso narcisista de lo políticamente correcto. En EE.UU. los demócratas no han podido digerir que Donald Trump y llevan desde que accedió a la presidencia acosándole a él personalmente. Ya no se habla de las políticas de Trump excepto cómo si él fuese el responsable del cambio climático. En Europa la izquierda se ha obsesionado con la cuestión de género. Y no es que al votante medio le moleste que existan lavabos unisex para personas pansexuales, pero eso a la gran mayoría le importa un bledo el día de las elecciones. En el Reino Unido los laboristas dificilmente podían hacer peor campaña contra unos tories debilitados por el fracaso de las negociaciones del Brexit. La izquierda ha perdido su gran discurso político en favor de las cosas importantes para la mayoría de la gente.
De dónde procede la situación actual
El fenómeno creo que tiene su origen en los años 80. Hasta entonces, incluso en Estados Unidos, había una cierta tendencia hacia la protección social y los servicios públicos, herencia de las conquistas en derechos humanos durante los 60 y los 70 y del miedo a la propagación del comunismo. Luego llegó la Era Reagan. El paradigma de que todo lo que el sector público podía hacer el sector privado podía hacerlo mejor. Se privatizó todo lo privatizable. En España se privatizaron las telecomunicaciones, la electricidad, las aerolíneas, casi toda la antigua SEPI. Se salvó RENFE y, cómo consecuencia, España tiene una de las mejores infraestructuras ferroviarias del Mundo. Por contraposición en el Reino Unido se privatizaron las compañías ferroviarias (que no la infraestructura, que en España es ADIF). La diferencia es que en el Reino Unido el trasporte es el triple de caro, con trenes diesel de los años 80 que sólo últimamente han empezado a reemplazar por trenes eléctricos y las líneas de alta velocidad todavía están pensando en ellas.
La lógica espuria de las privatizaciones es de lo más perversa: los hospitales son caros porque las enfermeras cobran mucho y trabajan poco, se desperdicia en medicamentos que la gente no paga y ¡por Dios! ¡se presta sanidad gratuita y universal a inmigrantes sin papeles! Solución: privatizar, las enfermeras, a partir de mañana, mileuristas, las píldoras despachadas de una en una cómo hacen en Inglaterra, a un precio fijado unilateralmente por el proveedor, eso sí, y el que no tenga una cartilla sanitaria que se muera del asco. Resultado: el sistema de salud norteamericano donde el coste medio por persona son 10.345$/año y el 14,5% de los hogares que tienen entre 50.000$ y 75.000$ de ingresos anuales carecen de seguro médico.
Cuando se dejan los salarios a merced del mercado estos tienden a bajar porque el mercado opera maximizando los beneficios de las empresas.
Por otro lado, las empresas más grandes, por lo general, pagan una cantidad comparativamente baja de impuestos en relación a sus beneficios reales. Los beneficios los utilizan para crear monopolios de facto y con los monopolios consiguen lo que parece imposible: que haya al mismo tiempo casi pleno empleo y que, al mismo tiempo, que no suban los sueldos. Cómo los sueldos son bajos, el contribuyente medio no puede pagar muchos impuestos. Cómo el Estado recauda poco, no tiene presupuesto para servicios públicos. Y así es cómo se llega a una situación cómo la del Reino Unido dónde, siendo uno de los países más prósperos de la Tierra, los políticos hacen campaña para dejar de mandar dinero a Europa con la excusa de destinarlo al NHS (el sistema de salud pública británico). Y el caso es que realmente no tienen dinero para el NHS.
Cuales son las consecuencias últimas de la tendencia
Según se degrada la calidad de vida de las personas, estas tienen tendencia a volverse agresivas con sus semejantes. Se establece una competencia feroz por los pocos empleos bien pagados. Se culpa a los inmigrantes. Y la gente hace todo lo que puede por precibir las pocas ayudas que todavía provienen del sistema de protección social.
El consumismo a ultranza tiene además devastadores efectos secundarios medioambientales.
Qué se podría hacer para mejorar la vida de las personas
En primer lugar, la solución no es subir los impuestos a los ricos ni a las empresas. Yo, de hecho, opino que el impuesto de sociedades no debería existir en absoluto. La razón es que el impuesto de sociedades grava el ahorro de las empresas y el ahorro de las empresas es lo que les permite generar empleo. En la obsesión por ocultar beneficios, las empresas recurren a todo tipo de trucos desde re-facturarse a sí mismas vía paraísos fiscales a endeudarse de forma ficticia para que todos sus beneficios se vayan pagos de intereses aun presunto acreedor que reside en un paraíso fiscal.
La solución tampoco es atacar a los pequeños ahorradores imponiéndoles cargas fiscales y tipos de interés en la práctica negativos. Antes al contrario hay que ayudar a la gente a ahorrar de manera que estén preparados para pagar su propia pensión o para afrontar gastos imprevistos.
La solución debe incluir el mantenimiento un sistema de bienes y servicios públicos gratuitos o muy baratos que proporcione a la gente suficiente tranquilidad cómo para mantener enfocados en tareas con alto valor añadido y en aprovechar oportunidades en lugar de vivir día a día intentando llegar a fin de mes.
Otro punto en el que hay que cambiar cosas es la inflación real. Es cierto que las subidas en la cesta de la compra se ha mantenido moderadas durante años y que el precio del petróleo en 2019 ha caído a la mitad desde 2014. Pero por otra parte se han disparado los precios de las casas. Han subido sin cesar los precios de los suministros. Y cada día es menos atractivo invertir en acciones de sobrevaloradas de empresas fuertemente endeudadas.
Los elevados precios de las casas son en gran parte culpa de las malas prácticas de política urbanística del Estado y de las Administraciones Locales. Porque no se puede construir ni una chabola sin una licencia municipal. Casi todo el mundo prefiere vivir cerca del transporte público, del trabajo, del colegio y de un hospital. Pero las infraestructuras públicas cuestan dinero. Entonces lo que se hace es crear polígonos empresariales y poner a la gente a vivir alrededor, cuanta más gente en menos espacio, mejor, porque menos kilómetros de metro son necesarios. Pero eso genera que la demanda se concentre en unas pocas zonas urbanas fuera de las cuales, además, es imposible construir por tratarse de terreno rústico.
Hay que crear políticas efectivas de conciliación de la vida familiar y laboral. La incorporación de la mujer al mercado de trabajo debida a las necesidades productivas durante Las Dos Grandes Guerras fue uno de los mejores inventos de la historia para mejorar la economía además de proporcionar libertad financiera a las mujeres. Para incorporarlas al mercado de trabajo había que incorporarlas primero al sistema educativo y eso creó en pocas generaciones una sociedad más culta en media. Pero trabajar para una madre debería ser una elección no una necesidad por motivos económicos. El reparto 50%-50% hombre-mujer a mi me parece una mala idea. Porque no se pude ser atleta o bombero o madre al 50% dado que pierdes competiciones, muere gente en catástrofes y se crían hijos carentes de suficiente afecto y cuidados.
En conclusión hay que poner en práctica el sistema de valores que ha hecho a Europa el continente más próspero y justo. Estos son: la solidaridad y caridad, la condenación de los pecados capitales, la justicia e igualdad ante la ley, las oportunidades meritocráticas de movilidad social, el soporte a la maternidad, el respeto por el trabajo cómo una fuente de vida digna y la conciencia medioambiental.
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