El secuestro de la atención

Algunos afirman que vivimos en una economía de la atención. Aquel que es capaz de atraer y mantener la atención de la población es quien hace prevalecer sus intereses. Por ello, cualquier medio para manipular la atención de la gente es, potencialmente, una arma económica y bélica.

Los medios de comunicación adquirieron ese nombre porque se suponía que eran tan solo una forma de transportar y difundir la información. Pero eso ya no es así. Ahora el medio es la conversación.

La polémica reciente empezó el 9 de julio cuando EPIC envió una queja formal a la FTC urgiéndola a investigar un presunto experimento social llevado a cabo por Facebook en 2012 sobre 689.003 usuarios de habla inglesa, que consistía en alterar los contenidos de sus feeds y medir sus respuestas emocionales a los cambios.

Según un investigador de Facebook, la misión del estudio era determinar si leer contenidos positivos de los amigos nos hace darnos cuenta de la miserable vida que llevamos y abandonar Facebook. También se pretendía averiguar si leer demasiados comentarios negativos inducía no visitar Facebook para evitar amargarse el día.

El caso a mi me parece relevante por tres motivos:

1º) Descubrimos que Facebook pretende vendernos el mantenimiento de un estado emocional. Hasta tal punto que no puedes criticar o ser criticado debido a la ausencia notoria de la opción «No me gusta».

2º) El medio ya no es sólamente un instrumento de transporte, sino que modifica las conversaciones con una censura mucho más sutil e imperceptible que cualquier otra existente previamente, la información que recibimos está filtrada para hacernos sentir bien, y que sigamos leyéndola.

3º) Nos comunicamos con nuestros amigos a través de un medio que sabemos que está censurado. Publicamos lo agradable, lo políticamente correcto. Quizá porque creemos que todo el mundo hace eso y que les molestaría que nosotros fuésemos brutalmente sinceros. Pero podría ser que la sinceridad haya sido secuestrada por motivos de audiencia. Que todas esas actualizaciones de estado donde nuestros amigos confiesan que se sienten mal y necesitan ayuda o, contrariamente, que han obtenido un gran logro, hayan sido eliminadas de los feeds para que sigamos infoxicándonos con contenidos banales a modo de morfina emocional. Un caso particular que me intriga es qué hacen los filtros de Facebook con las actualizaciones de cónyuges y familiares de primer grado, porque, en base mis propios experimentos, estoy convencido de que hacen algo.

La práctica de adaptar los contenidos a la audiencia no es exclusiva de Facebook, desde luego. Los periódicos llevan haciéndolo desde que surgieron. El sesgo informativo que tienen muchos periódicos no se debe tanto a estar bajo el control de poderes políticos y económicos como a que su audiencia no puede soportar determinados mensajes. El periódico que no es prisionero de sus propietarios o anunciantes es prisionero de los prejuicios de su propia audiencia. Y lo mismo ocurre incluso en un blog. Algunos posts te hacen aumentar tu audiencia, otros te hacen perderla. Si quieres maximizar la audiencia debes autocensurar algunos mensajes en favor de otros que repites machaconamente.

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