Dragon Dreaming

Dragon DreamingCada país tiene su propia obsesión temática en la cinematografía. Para los americanos es el héroe salvador, para los ingleses es que todo el mundo ha sido destruido excepto ellos, a los franceses les van los dramas nihilistas y en España pues cualquier cosa que vaya de homosexuales, parias o de la guerra civil.

Análogamente las empresas tienen sus fijaciones temáticas y, como la vida consiste en el conjunto de historias que nos contamos a nosotros mismos, la empresa acaba siendo lo que las historias recurrentes de sus empleados hacen de ella.

Creo que en España existe un problema de autoestima social. Desde el fiasco de La Invencible en 1588 hemos ido de desastre en desastre, de un gobierno corrupto a otro y del cielo a los infiernos en el deporte hasta que al final la gente ya no cree que pueda mantener sus propios logros. Este problema de baja autoestima social se traslada a la dinámica de trabajo, no siempre con malos resultados, a fin de cuentas para algunos empresarios los empleados perfectos son aquellos que tienen alta la moral y baja la autoestima, porque trabajan mucho y creen que se merecen poco. Según los estudios, parece ser que las mujeres son un grupo especialmente vulnerable a los problemas de baja autoestima. Algunos afirman que es debido a que de pequeñas nos escuchan decir frases tipo «corres como una niña» o «pegas como una niña» y eso lo interiorizan sin darse cuenta hasta que creen que son inferiores a sus homólogos masculinos. Algunas mujeres son capaces de logros prodigiosos en el empeño de demostrar que no son tan inferiores como ellas mismas se sienten, aunque a un alto coste personal.

Pero la baja autoestima no es para nada un problema exclusivo de la mujer. Mucha gente sufre baja autoestima. Se puede comprobar que es así porque el trabajo que hacen es una mierda y nadie que se quisiese a sí mismo ni tan siquiera un poco haría algo tan malo.

Las tendencias de gestión de recursos humanos no ayudan mucho con respecto al problema de la autoestima porque actualmente están centradas en la gestión del talento.

Si se combina el problema de la autoestima con la mala opinión bastante extendida sobre el jefe Minglanillas, el cóctel está servido para que ni la mejor metodología de gestión de proyectos pueda arreglar el entuerto.

Y para colmar el vaso, Agile ha convertido a los programadores en máquinas de hacer sprints. Van de una semana para otra y de una quincena para otra haciendo lo que dice el backlog hasta que llega un momento en el que pierden el norte. En ese instante todo el mundo está haciendo o gestionando algo y nadie sabe realmente hacia dónde va el barco.

¿Qué se puede hacer pues al respecto?

La inspiración la obtuve de la una metodología denominada Dragon Dreaming que le escuché por primera vez a Ángel María. A continuación voy a hacer una adaptación bastante libre de la metodología original.

Dragon Dreaming se basa en tres principios:

1. Haz algo que te haga crecer como persona.
2. Haz algo que fortalezca la comunidad en la que vives.
3. Contribuye a la sostenibilidad de la Tierra.

Dragon Dreaming nació en la Fundación Gaia y tiene un sesgo medioambiental. A los programadores las empresas les suelen ofrecer a modo de «crecimiento personal» que podrán trabajar en proyectos greenfield (lo cual significa que podrán escribir su propio código en lugar de leer y mantener el código de otros) y que podrán trabajar con las últimas tecnologías. Supongo que es porque todavía hay muchos programadores lo bastante tontos como para creer que esas dos cosas tienen algo que ver con el crecimiento personal.

¿Qué es el crecimiento personal?

El crecimiento personal consiste en descubrir cosas acerca de ti mismo que no sabías. En EO lo explican de una forma muy gráfica con la Ventana de Johari. Según esta técnica, cada uno de nosotros posee cuatro facetas:

• Lo que sabemos de nosotros mismos y mostramos al mundo (zona abierta).
• Lo que sabemos de nosotros mismos pero no mostramos al mundo (zona oculta).
• Lo que lo demás ven en nosotros pero nosotros no vemos en nosotros mismos (zona ciega).
• Lo que los demás no saben y nosotros tampoco sabemos (zona desconocida).

El potencial humano se desarrolla entonces cuando, con la ayuda de otros, reducimos nuestra zona ciega y exploramos la zona desconocida.

¿Por qué hay que contribuir a la comunidad?

Básicamente por dos razones: 1ª) porque para sobrevivir en estos tiempos atribulados debemos formar comunidades resilientes, y 2ª) porque te leas el libro que te leas de cualquier religión o filosofía descubrirás que la fórmula para la felicidad a la que llegaron todos los eruditos uno tras otro a lo largo de milenios es que tienes que hacer siempre por otras personas más de lo que harías por ti mismo.

¿Cómo se puede aplicar esto a la empresa?

1. Permite y fomenta que cada empleado persiga un sueño.

2. Como corolario de lo anterior, deshazte de los empleados que han dejado de soñar, no hace falta que mantengas la misma plantilla anquilosada toda la vida.

3. Fomenta el conocimiento abierto. Premia a los que compartan y castiga a los gerentes que mercadeen con la información.

3. Ayuda a los empleados a que tengan un buen concepto de ellos mismos. Las personas que tienen alta autoestima no son envidiosas y no tienen miedo de lo que puedan hacer los demás.

5. Cuida tu vaca lechera. Demasiados presidentes viven en una torre de marfil, persiguiendo cometas, mientras su empresa es una vaca enferma. Como presidente, debes pensar en el largo plazo, pero si no sobrevives al presente hasta llegar al futuro de poco te van a servir todas tus ideas grandilocuentes.

6. Dá ejemplo desde la trinchera. Déjate de discursos estratégicos como si fueses un magistral ajedrecista y remángate. Mientras tu hablas de conquistar el Viejo Continente tu tropa está de barro hasta las rodillas respirando gas mostaza a diario.

7. Convierte a cada empleado en un vendedor convencido de vuestro producto y vuestra empresa. Las inside sales pueden ser la única cosa que te salve el cuello en un momento dado.

8. No mates a los mensajeros. Los cuervos pueden traer malas noticias, pero si no te enteras de ellas a tiempo será aún peor.

9. Celebra los éxitos. Los de la empresa y los de los empleados como personas. Haz que las personas aspiren a ser ellas las protagonistas de la próxima celebración.

10. Incorpora el aprendizaje a un ciclo de mejora continua. Convierte a cada empleado sobresaliente en un coach de los demás.

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