Hace un par de meses estuve en las jornadas de apoyo a emprendedores organizadas por el protagonista de este post, Fernando Arencibia, en colaboración con la Asociación Insular de Empresarios de La Gomera.
Fernando es uno de esos infrecuentes isleños que no han perdido el arraigo por su tierra tras emigrar. El bisabuelo de Fernando era Mario Novaro Parodi. El tío de Mario N.P., Ángelo Parodi, tenía en Nápoles una empresa pionera en el método de fabricación de conservas con autoclave. Parodi envió a Santoña en 1880 al genovés Giovanni Vella Scaliota y de ahí salieron las primeras anchoas en conserva. En Canarias, el establecimiento de una fábrica de conservas en la cala «La Cantera» por parte de Mario Novaro marcó la transición de la era agrícola a la revolución industrial en la isla.
A la abuela de Fernando, Julia Novaro, la educó Florencia Stephen Perry, una dama de la alta sociedad inglesa quien, tras haber perdido a su novio en la I Guerra Mundial, recibió una oferta de Mario Novaro para trabajar como institutriz. En recuerdo de Florencia Stephen Perry queda una ermita en el Bosque del Cedro del Parque de Garajonay. Julia Novaro, se casó con Antonio Darias, un gomero doctorado en Derecho por la Universidad Complutense bastante antes de la Guerra Civil. Julia Darias, la madre de Fernando, fue la segunda hija de este matrimonio, demostrando su caracter al titularse como aparejador en una época donde ese campo era casi prohibido para una mujer.
Por motivos que no vienen al caso, Fernando vivió con su abuela bastantes años de su infancia, ella era una mujer de esas que te sostienen el techo sobre la cabeza cuando se cae la casa. Después, ya con su abuela y su madre vivió en San Sebastián de La Gomera hasta que a los 18 años se fue a estudiar informática a la Politécnica de Madrid.
En septiembre de 1984 un incendio arrasó 300 hectáreas en la zona de La Laja y mató a 8 personas, entre ellas al gobernador civil y a varios amigos de Fernando.
El 13 de mayo de 1997 Fernando fundó Habber en Madrid, más para poder emitir facturas que porque tuviese en la cabeza ningún plan de negocio bien definido. En 1999 empezaron a vender en Portugal y en 2009 en Brasil. Ahora andan expandiendo la multinacional en Perú y Mozambique con una empresa pionera en business intelligence desde los primeros momentos de Business Objects en 2002.
El 4 de agosto de 2012 se declaró en La Gomera otro terrible incendio que duró 20 días y quemó 4.000 hectáreas, casi el 11% de la Isla y más del 25% del Parque de Garajonay. Cerca de 4.000 personas tuvieron que ser desalojadas y se perdieron 43 casas.
Conmovido por la magnitud del desastre, y con el recuerdo aún vivo de sus compañeros fallecidos en los 80, Fernando decidió que tenía que hacer algo por la gente de su comunidad. Pensó qué podría aportar y se le ocurrió que, siendo el conocimiento un bien tan preciado, quizá podría proporcionar algo de soporte a los empresarios de La Gomera. Se puso en contacto con la Asociación Insular de Empresarios a través de Ronald, el propietario de la tienda Cibermátika y vicepresidente de la asociación. El padre de Ronald tenía un supermercado pero a Ronald le dió por aprender informática. Con bastante empeño logró estudiar en La Laguna y luego regresó a La Gomera para abrir su negocio allí. Ahora el supermercado familiar lo regenta la hermana de Ronald, y él y su mujer son prácticamente los únicos informáticos de Valle Gran Rey.
De la colaboración entre la asociación de empresarios y EO surgieron las charlas de apoyo a emprendedores de octubre de 2013.
He tenido muy pocas acogidas tan cálidas, sinceras y agradecidas como las que nos dispensaron los empresarios de La Gomera. Es una de esas experiencias con las que te gustaría quedarte allí, haciendo eso mismo toda la vida. Entre Fernando y la asociación organizaron impecablemente el evento, costearon todos los gastos, reclutaron ponentes voluntarios y persuadieron a dos decenas de empresarios de que asistiesen hasta completar el aforo máximo previsto.
Actualmente nos quejamos de que la vida es dura, pero, si me he explicado bien, entenderás por esta historia que antaño era dura de cojones. Y te cuento todo esto en estas fechas, querido lector, para hacerte una simple pregunta: Tú ¿qué vas a hacer por tu comunidad? Porque de veras que es tiempo de que nos ayudemos unos a otros.
Posts relacionados:
Comunidades Resilientes
La Gomera, donde el mar respira