Software gratis para todos

Con el título Del Long Tail al Free Salvador Pérez Crespo hace un buen comentario en el Boletín de la Sociedad de la Información de Fundación Telefónica acerca del artículo de Chris Anderson en Wired titulado Free! Why $0.00 Is the Future of Business.
Anderson, a quien yo personalmente atribuyo el mérito de ser uno de los grandes re-inventores de ruedas del último lustro, da en Wired una lección magistral de marketing for dummies sugiriendo que la gratuidad de los productos más halla de las promociones cruzadas será el pilar fundamental de los productos tecnológicos en el futuro próximo.
En realidad el fenómeno «free» lleva 20 años sucediendo, aunque nunca está de más que por fin venga un gurú, le ponga un nombre estilo «freeconomics» y se otorgue la medalla de haberse percatado de ello para que todo el mundo se lo crea.
El principio económico subyacente al freeconomics es que en cualquier mercado el que gana dinero es quien controla el recurso limitado (esto, por cierto, lo explica bastante gráficamente Tim Harford al principio de su libro El Economista Camuflado).
Supuestamente, como en la red el recurso limitado es la atención de los usuarios, quien controla dicha atención es quien gana dinero. Esto es mayormente cierto aunque como modelo económico presenta tres puntos débiles.
1º) La atención de los usuarios no se puede regular.
Es perfectamente posible crear planes urbanísticos que provoquen burbujas inmobiliarias, u otorgar monopolios sobre la distribución de determinados bienes.
Pero no es posible dictar una ley que determine a qué deben prestar atención los usuarios.
La atención de los seres humanos es, además, extremadamente volátil y se mueve en igual medida por motivos racionales como puramente emocionales.
Esto provoca que las empresas que comercian con la atención tengan una posición de mercado mucho más débil que aquellas que controlan recursos mediante concesiones exclusivas.
2º) Cuando lo importante es la atención el producto empeora.
Esto sucede porque lo fundamental ya no es fabricar un buen producto, sino fabricar un producto que le entre a los compradores por los ojos.
Es por esto que la Web 2.0 está llena de start-ups cuyo software es, en el fondo, una patata.
Aunque quizá el caso más claro de este fenómeno son los concursos televisivos donde vota la audiencia, y lo importante ya no es en absoluto, si el concursante canta bien o no, es listo o lerdo, simpático o antipático, sino qué cantidad de mensajes SMS puede arrancar a los televidentes.
3º) A los usuarios les cuesta más percibir el valor y hacer buen uso de aquello que es gratuito.
Si subir un video a YouTube costara un dólar todo el mundo saldría ganando. Google ingresaría dinero automáticamente con cada nuevo video, y los usuarios se beneficiarían de que nadie pusiese online un video que no vale ni un pavo.
A veces pagar puede ser una ventaja. Por ejemplo, el coste de los SMS es un abuso flagrante por parte de las teleoperadoras, pero si no existiese no se podrían usar porque tendríamos el buzón de entrada permanentemente reventado de SPAM.
Otro ejemplo, si mantener un proyecto en SourceForge costara 1.000$ al año, habría mucha menor cantidad de proyectos basuran y el repositorio sería más útil.
Hay cosas que se aprovechan mejor colectivamente cuando son muy baratas pero no gratuitas.

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