Inventar no importa un carajo

Acabo de volver de ExpoManagement 2007, la mejor conferencia anual sobre estrategia empresarial a la que se puede asistir en Madrid (excepto por el precio).
El ponente que cerraba el encuentro era W. Chan Kim, el autor de popular libro Blue Ocean Strategy que inspiró, entre otras cosas, el posicionamiento de la rompedora consola Wii.
En una de sus diapositivas exponía:
Buenos mercados ≠ Novedades tecnológicas
Para corroborar su afirmación, desafió al público a mencionar al inventor el grabador/reproductor de video analógico (ahora obsoleto).
Resulta que, según la wikipedia, lo inventó el equipo de un tal Charles Ginsburg en la empresa Ampex hallá por 1947, y era un invento derivado de las grabadoras de doble carrete del ingeniero Jack Mullin que a su vez eran derivadas de primitivos magnetófonos que este había adquirido en Alemania en las postrimerías de la II Guerra Mundial.
Es curioso cuanta gente de la audiencia estaba convencida de que el videoreproductor era un invento de Sony, de cuando salió el Betamax en el 75.
La conclusión es que la gente se acuerda de quien hizo el dinero, no de quien inventó algo. O, visto desde otra perspectiva más cruel, si inventas algo lo más probable es que no ganes dinero y, además, la gente olvide tu nombre como en otro caso, el de Kane Kramer, presunto inventor del iPod que menciona Martin Varsavski en su queja de que Steve Jobs le ha dicho directamente que Apple hara Fon sin Fon.
Según el creador de la metodología para llevar los océanos azules, en la práctica los buenos negocios surgen de ideas que combinan elementos de dos industrias o de dos productos.
Lawrence Lessig defiende que todos los desarrollos en la historia de la humanidad son obras derivadas. Es por esto que los defensores de la cultura libre insistimos tanto en que no haya trabas a la creación de trabajos derivados. Porque en el fondo, las ideas que son recombinación de otras, como la iPod, son las que mayor potencial de beneficio tienen.
No es la primera vez que escribimos sobre ¿Qué es innovación?, o cómo llevarla a la práctica.
Otro ponente, Clayton Christensen, decía esta mañana que la mejor estrategia de crecimiento es buscar un producto para no-clientes, es decir, cosas que podamos vender que cubran una necesidad de alguien que actualmente no está comprando nada similar a ningún competidor.
Últimamente en España nos ha dado por innovar, no me extrañaría que en algún ranking de esos que hacen sesudos consultores estratégicos salieramos en 2010 ó 2012 posicionados como uno de los paises más innovadores del mundo. Le hemos visto las orejas al lobo en temas económicos, y pensamos que, bien establecemos un férreo proteccionismo económico frente a productos asiáticos, bien nos convertimos en chinos (cobrando lo mismo que ellos), o bien empezamos a pensar en alguna otra solución realmente ingeniosa.
El problema es que innovamos a base de copiar. La ventaja económica en coste de mano de obra de China o India no durará para siempre. En vez de pensar en el corto plazo, en el outsourcing o en el daño económico que nos puede causar el desplazamiento productivo a Asia y Europa del Este. En vez de eso, deberíamos pensar en qué potencial tienen para nosotros las enormes bolsas de no-clientes que hay en esos paises.
Y respecto de esto, el Software Libre tiene mucho que decir. Hay paises donde es implanteable que una empresa mediana se compre un software norteamericano propietario bajo licencia. Porque los costes de las licencias son exorbitantemente caros para ellos. Pero existe una bolsa gigantesca de usuarios que explotar si se halla el producto y la distribución adecuada que no sea como la de los americanos.
Antes, lo de forrarse vendiendo cepillos de dientes a los chinos era un mito. Por la sencilla razón de que la distribución física del producto sería imposible. Pero con los bienes intangibles eso no es así, porque la distribución es instantánea vía Internet.
Pero no sólo eso, no necesitamos tener un producto globalmente mejor que el de los americanos. Sólo necesitamos tener un producto lo suficientemente diferente. Me refiero a cosas como MySQL, que con todos mis respetos, no es mejor. Pero sí diferente. Es barato, rápido para pequeños volúmenes de datos, y relativamente fácil de instalar y de mantener.
Tenemos dos problemas: el primero es que intentamos innovar imitando el proceso innovador de otros y el segundo que creemos que la innovación está sólo en los productos, y no en la distribución, las marcas, o el uso que se puede hacer de los productos.

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