¿Son los campeones realmente resilientes?

Una de las cosas que me intriga sobre la (auto)biografía de los campeones es que parece que ninguno de ellos hubiese tenido jamás ni el más mínimo atisbo de duda. Como si se hubieran levantado todos y cada uno de los días de su vida, con sol, viento, lluvia o nieve, para salir a correr en pos de su objetivo. Incluso en la biografía de Nelson Mandela –quien estuvo 27 años en prisión muchos de ellos en condiciones durísimas– da la impresión de que se comportase con la certeza de que un día saldría para tomarse la revancha.

Puede que esta combinación de infalibilidad más determinación sea la cualidad de los genios. Sin embargo, las personas que yo conozco personalmente no son así. Casi todas dan dos pasos hacia delante y uno hacia atrás. Se cansan, se deprimen (algunos psicólogos afirman que la depresión es un mecanismo defensivo para dejar de hacer cosas que no conducen a ninguna parte). Incluso a los emprendedores más exitosos y curtidos que me he encontrado me confesaron que les costaba llegar a su propio nivel. Tenían una vida más similar a la de esos artistas que lo mismo un año ganan un Oscar que al siguiente están en tratamiento de desintoxicación alcohólica. Voy a intentar enumerar lo que he podido aprender de algunos campeones, y cómo sobreviven a las tempestades con algo más que únicamente su propia determinación.

Sobreasignación

Uno de mis consejos favoritos y que más me divierte repetir es la Regla Nº1 del Gasto Militar: Nunca compres un tanque si puedes comprar dos por el doble de precio. Esto se puede aplicar a casi todo en la vida, si te lo puedes permitir, claro. Tener exceso de stock puede salvar a la empresa de una crisis en los proveedores o servir para aprovechar la oportunidad de un pico inesperado de demanda. También puede ser una forma de perder muchísimo dinero en obsolescencias.

Además de su coste, el inconveniente de la sobreasignación es que resulta difícil determinar el umbral de seguridad. La gente tiende a pensar que si el requerimiento normal es X entonces una sobreasignación prudente será 2X o 3X. Pero las sobreasignaciones eficaces con frecuencia son 10X o más. Los analistas de riesgo tienden a crear el «peor escenario» en función de la peor crisis conocida en el pasado. La falacia de esta hipótesis del «peor escenario» es que cada crisis pasada fue peor que la peor de las anteriores. Debido a esta creencia errónea de que el futuro nunca será peor que el pasado es por lo que revientan centrales nucleares como Chernobil y Fukushima.

La sobreasignación ya fue descrita por Tsung Tzu en su clásico Arte de la Guerra en lo que él denominaba «lento, lento, rápido, rápido». Prepararse a conciencia durante el tiempo que haga falta y luego atacar con la velocidad de un relámpago en el momento oportuno.

Anticoraje

El sistema de start ups funciona creando un gran número de ellas de las cuales tanto como el 80% o el 90% muere antes de alcanzar los cinco años de vida. Los inversores lo saben, y les da igual porque ellos juegan apostando sobre el resultado estadístico promedio y no sobre una única empresa. Pero para el emprendedor la media es irrelevante. Existe el mito de que los emprendedores son personas que asumen riesgos. Esto es una idea equivocada del emprendizaje. Los que asumen riesgos innecesarios sólo son estúpidos e imprudentes. Los mejores emprendedores trabajan eliminando riesgos. Empiezan con una situación de gran incertidumbre y trabajan sistemáticamente para reducirla.

Si uno lee los consejos de billonarios con Warren Buffet es fácil encontrar entre los primeros consejos que antes de pensar en cómo ganar dinero hay que pensar en cómo no perderlo. La táctica habitual de los inversores es colocar el 80% de su capital en activos de muy bajo riesgo y el otro 20% en activos de muy alto riesgo. De esta forma si pierden nunca pierden más del 80% pero si ganan entonces obtienen grandes beneficios. La pega es que si todo el mundo hace lo mismo, los activos de bajo riesgo dejan de ser tales por la cantidad brutal de deuda a quienes los emite, y los juegos de azar con nuevos proyectos adquiren una probabilidad ínfima de ganancia. De hecho, la estrategia exitosa de Warren Buffet no fue esta del 80%-20% sino apostar fuerte y a medio-largo plazo por activos conyunturalmente devaluados.

Blindaje

El blindaje está relacionado con la sobreasignación y con el anticoraje, pero se extiende más allá de los recursos económicos o la evaluación de riesgos. Consiste en una protección a priori contra algo de lo que, en principio, no parece necesario protegerse. El blindaje sólo es eficaz si se instaló antes de que se produjese la catástrofe y la parte contraria desconoce su existencia pues en otro caso pensará en la forma de perforarlo.

La protección que más a menudo olvidan los emprendedores es aquella contra sus propios socios. Este blindaje es complicado porque requiere generar una situación de confianza que en realidad no existe. Sin confianza entre los socios no se puede llevar adelante un negocio, pero con confianza ciega tampoco por el hecho de la antireputación que comentaré más adelante.

Pocas si acaso alguna start up se constituye con un plan de contingencia para el caso en que la empresa quiebre. Lo cual es estúpido y temerario si se tiene en cuenta que estadísticamente el resultado más probable de una start up es el cierre por insolvencia.

Compartimentalización

La compartimentalización es una forma de blindaje. Consiste separar partes del sistema de modo que una catastrofe en una no destruya las demás. Esto casi nunca es sencillo de conseguir y las ideas modernas sobre la conciliación no ayudan en nada. Es complicadísimo competir por una medalla olímpica sin poner en serio riesgo la salud, pretender ser elegido presidente sin que sufra la vida familiar, obtener un préstamo sin tener que avalarlo personalmente o subir al Everest sin riesgo de morir por cansancio e hipotermia. La compartimentalización es uno de los desafíos más difíciles del campeón. Al actor Will Smith se lo escuché una vez enunciado como: «Si eres de esas personas que luchan por el 99% eso está bien, quédate en casa y sé feliz». Muchos emprendedores no compartimentalizan, sólo queman sus naves como Hernán Cortés en el deseo de triunfar o morir en el intento. Esta falta de prudencia no es muestra de ninguna sabiduría especial. Los que sobreviven lo hacen sólo por pura suerte lo mismo que no todos los que en una batalla corren colina arriba en dirección a las ametralladoras mueren a causa de la balacera, sino que en cantidades numerables con los dedos de una mano vuelven para recibir una medalla y quizá un monumento a su insensatez en la plaza de su pueblo.

Antirreputación

Si te preocupa lo que la gente piense de ti es mejor que no te metas a político ni a emprendedor. Algunas profesiones como médico, juez o militar no admiten pérdidas de reputación. Por eso ni médicos ni jueces ni militares van por libre sino que están estrictamente regulados. Pero no es el caso de los emprendedores. Obama trató recientemente de descalificar a Donald Trump argumentando que conocía muchos empresarios tan exitosos como él, pero que no habían dejado a su paso un reguero de despidos, impagos y gente cabreada. Pues bien, es imposible ser emprendedor de éxito sin cabrear a alguien. Por dos motivos: 1º) un porcentaje significativo de las victorias se obtienen tras una acción audaz (y a veces no muy limpia) contra el adversario, y 2ª) una buena forma de construir un sistema resistente es con piezas débiles pero redundantes y reemplazables. Esto se aplica lo mismo a un centro de datos que opera sobre discos baratos que a una empresa que opera sobre mano de obra barata, excepto que las personas tienen derechos y sensibilidades bien diferentes a los de los discos. Hasta la fecha no ha funcionado en la práctica ningún sistema social basado en que nadie pueda fallar y quedarse por el camino. Existe una creciente preocupación por la solidaridad y la cohesión social pero a la postre cualquiera es prescindible.

Por otra parte, para tener éxito en muchas ocasiones el número de detractores no cuenta. Importa mucho más tener un pequeño grupo de seguidores fanáticos (Jesucristo tenía al principio sólo 12). Si los fanáticos son lo bastante activos e influyentes persuadirán a la masa indiferente y los destrozos denunciados por los detractores se verán eclipsados a los ojos de la mayoría.

Hasta las mejores causas tienen grupos opositores como el de los Trabajadores Inocentes que Murieron en el Ataque a la Estrella de la Muerte. Y diré más, en los negocios cuanto mayor es la reputación de una persona menos hay que fiarse de ella, pues sobre las personas de reputación incuestionable se relajan los controles que serían necesarios hasta tal punto que cuando la sociedad se da cuenta del desastre que han causado ya es demasiado tarde para arreglarlo.

Adrenaholismo

En psicología se sabe que una persona puede volverse adicta a casi cualquier cosa. Muchos emprendedores son adictos a la adrenalina y al cortisol hasta el punto de que no saben qué hacer con sus vidas cuando están relajados. Oficialmente sueñan con retirarse y descansar pero en la práctica no dejan de meterse en un lio detrás de otro. Personalmente creo que algunas personas tienen una resistencia natural extraordinaria a determinadas substancias. Puede que soporten la adrenalina o los esteroides de una forma que les permite obtener una ventaja competitiva sobre quienes simplemente no pueden tolerar dosis elevadas de dichos estimulantes en su sangre.

No hay que confundir la adicción a la adrenalina con la addición a trabajo. Muchas personas adictas al trabajo lo son precisamente por la causa contraria: a duras penas soportan su vida fuera del entorno laboral. Estas personas adictas al trabajo pueden ser buenos trabajadores y profesionales de éxito pero rara vez triunfan como emprendedores.

Sobrecompensación

El ejemplo más fácil sobrecompensación es el fisioculturismo. Los profesionales no entrenan 8 o 10 horas al día. Esto agotaría al organismo. Lo que hacen es entrenar con una intensidad brutal durante cortos periodos de tiempo y luego le dan al cuerpo gran cantidad de tiempo y comida para recuperarse. El truco consiste en evitar la exposición prolongada al desgaste de manera que sea posible acumular energía para vencer de forma rápida y demoledora a los que están más cansados, cuando se presente la ocasión.

Simetría de pérdidas y ganancias

Es indeseable para el individuo una situación en la que tiene potencialmente mucho que perder pero poco que ganar. Paradójicamente este puede ser el caso de los muy ricos, los cuales a duras penas pueden enriquecerse más, pero podrían arruinarse en cualquier momento y esa idea imaginaria que les causa un stress insoportable. Fue por esto que Séneca –uno de mis filósofos favoritos– abogó por el estoicismo a pesar de ser él mismo una de las personas más ricas e influyentes del Imperio Romano de su tiempo. La solución es deshacerse de aquello que le hace a uno dependiente lo cual puede ser la propia riqueza de la que se ha caído prisionero. Es por esto que muchos multimillonarios se han desecho de buena parte de su fortuna después de obtenerla, aunque sinceramente todavía estoy esperando encontrar alguno que haya regalado el Ferrari.

Una de las características de la juventud es que en un momento dado de ella uno sufre una epifanía y cree saber hacia dónde se dirige. En realidad el iluminado no tiene ni puñetera idea pero da igual porque los que le siguen tampoco. Cristobal Colón creía que iba a llegar a la India. E igual que Colón casi todo el mundo llega a alguna parte pero casi nadie a donde pensaba que iba a llegar. Se dispara entonces un proceso de revisión crítica en el cual uno se percata de dos hechos irrefutables: 1º) cualquier conocimiento que se crea tener es sólo una burda aproximación a la realidad y 2º) el resto de los presunto expertos tampoco tienen ni putidea de lo que se traen entre manos. Con frecuencia esto se produce tras un merecido batacazo en el cual el galardonado director de cine, por poner un ejemplo, obtiene financiación para hacer la que será su obra cumbre pero con la que en los cines no consigue tras el estreno ni recuperar los costes de producción. Entonces, y sólo entonces, es cuando empieza a cuestionarse si realmente sabe algo acerca de lo que le interesa a la audiencia. La pérdida de fé consecuencia del aumento del conocimiento es extraordinariamente nociva para el emprendizaje, ya que, como hemos enunciado anteriormente, el funcionamiento del sistema depende de la inconsciencia del peligro entre los individuos jóvenes y aguerridos.

Conclusiones

Mi opinión personal es que la capacidad para mantener una trayectoria exitosa está más relacionada con la habilidad para alejarse de lo nocivo y acumular fuerzas que con la capacidad de esforzarse y superar adversidades. Se trata de conservar en todo momento la iniciativa bélica. De luchar siempre por conquistar algo y nunca por preservar algo conquistado. Incluso si se acaba en prisión, como Mandela, usar esta circunstancia como arma arrojadiza contra el enemigo, acusándole de tirano y abusón, aunque la pena de cárcel haya sido por cargos de terrorismo y conspiración para derrocar al Estado.

Creo que algunos campeones empezaron con buen pie y luego tuvieron suerte. Lo bueno de los éxitos empresariales es que sólo necesitas un grán éxito para poder vivir de sus réditos el resto de tus días. Luego puedes fallar todas las veces que quieras.

De lo que no conozco tantos casos es de personas que lo volviesen a intentar tras fallar miserablemente en su primer intento. Existen excepciones, por supuesto, hay notables hunde-empresas en serie. Personas que quebraron una empresa (normalemente con el dinero de un tercero) y luego otra, y otra, y otra… por aquello de que de los fracasos se aprende, entonces la próxima será la vencida, y así sería de no ser porque son personas que no aprenden sino que simplemente superan el fracaso con indolencia debido a una percepción distorsionada de la realidad que les permite atribuir la culpa siempre a algo o alguien diferente de sí mismos.

Mi argumento es que la victoria es una espiral hacia arriba y la derrota es una espiral hacia abajo y lo único que importa es la tendencia al alza o a la baja.

La resistencia sí que importa pero no tanto porque los individuos se fortalezcan por sobrecompensación con lo que no les mata sino porque los más débiles se quedan por el camino y al final sólo llega uno que es quien fué más hábil en administrar sus energías sin derrocharlas en empresas estériles.

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