Pírricas Victorias Empresariales

Ayer hablé por videoconferencia con un emprendedor. Desde que emigré estoy desconectado de la farándula emprendedora de modo que me llegan menos los ecos de sus tribulaciones excepto a través de EO.

Tolstoi inició Anna Karenina con la frase “Todas las familias felices se parecen entre sí, en cambio, las infelices son desgraciadas cada una a su propia manera”. A pesar de lo grandioso de dicha novela, yo opino justamente lo contrario: todas las personas infelices se parecen entre sí pero las felices lo son cada una a su propia manera. Análogamente, los emprendedores que arruinan su vida lo hacen siempre de forma similar.

El emprendizaje trae muchas recompensas pero también es una fuente de soledad y, a menudo, de infelicidad, voy a confiar en que el café estimule mi mala memoria para recordar lo suficiente de una charla entre dos emprendedores prejubilados sobre cómo NO arruinarse la vida.

1. Tsung Tzu escribió hace miles de años que las mejores únicas guerras que valen la pena son aquellas que se ganan sin combatir pues si la tienes que combatir entonces los daños colaterales con frecuencia igualan a las ganancias y, al final, no se obtiene nada. Aplicado a los negocios, esto significa que no vale la pena que montes una empresa a menos que consigas sacarla adelante con una grado mínimo de stress personal, familiar, social y económico. De lo contrario, incluso si la empresa triunfa, será a costa de arruinar tu salud, tu matrimonio y tus amistades y para cuando seas multimillonario ya no te importará un bledo ni la fama ni el dinero.

2. Como corolario del punto (1) si te ves en la necesidad de combatir, no podrás salvar a todo el mundo. Tendrás que hacer un triaje y elegir quien «vive» y quién «muere». Muy raramente se consigue una victoria limpia. La victoria casi siempre es gracias a argucias, traiciones, crueldades y un largo etcétera de actos cuestionables.

3. Ninguna conquista es definitiva. En el mismo instante en que se conquista un nuevo nicho de mercado, se amplian las fronteras de la empresa y aumenta el número de competidores potencialmente peligrosos. Ganar cuota de mercado provoca inmediatamente el miedo a perderla.

4. El mejor activo que puedes incorporar a una empresa es un buen cónyuge. Si no encuentras al apropiado, entonces quédate soltero o no montes la empresa. Si el cónyuge te apoya en la esperanza de que algún día os retirareis a disfrutar de los logros alcanzados, entonces acabarás inexorablemente divorciado puesto que existe una conspiración mundial de necios incompetentes y envidiosos dispuestos a hacer todo lo posible por arruinar todos y cada uno de tus días (incluídos los futuros).

5. Vas a odiar cada minuto de muchas actividades que tendrás que realizar. Repite el mantra «haz esto ahora y vive el resto de tu vida como un campeón».

6. En vez de trabajar para construir un futuro, concéntrate en crear un presente mejor para ti mismo (y para los que te rodean). Si te parece que esto es contradictorio con el punto anterior ¡bienvenido a las paradojas del mundo real!

7. No existen días buenos versus días malos. Sólo existen días en los cuales las cosas suceden como tús esperabas versus días en los cuales las cosas no suceden como tú esperabas.

8. Por cada dos pasos hacia adelante se da uno hacia atrás, lo importante es la tendencia, no cuántos metros avanzaste un día en concreto.

9. Tener sentimientos no es un signo de debilidad. Sin sentimientos no eres valiente, lo que eres es un psicópata, y los psicópatas son con más frecuencia parásitos sociales antes que emprendedores carismáticos y apasionados. Esta confusión es más frecuente en las mujeres quienes (para mi sorpresa) organizan foros no para hablar de las empresas sino de cómo si sienten respecto de las empresas en su desconocimiento de que los varones se sienten exactamente igual excepto que por costumbre social no se les permite expresar esos sentimientos hasta que un día les revienta el corazón (de stress o de tristeza) y acaban en un abrir y cerrar de ojos directamente en la huesa.

10. Olvídate de la utopía de crear una empresa socialmente responsable y fiscalmente solidaria hasta sus últimas consecuencias. Puedes cuidar de la gente y pagar impuestos, pero si lo haces de forma ingénua la ferocidad de la competencia te echará del mercado. No estoy sugiriendo que sea necesario explotar a los trabajadores o evadir impuestos. Lo que digo es que las mayores empresas tienen siempre entramados para reducir la presión fiscal por medios legales, hacen lobby en los pasillos de las intituciones de gobierno, deslocalizan la producción donde les resulta más rentable y venden planes de carrera a sabiendas de que el candidato insensato no será muy feliz materializándolos. Si el Estado se lleva el 35% del beneficio en impuesto de sociedades entonces (grosso modo) la empresa no podrá invertir en crecer un 10% anual a menos que el margen sea (al menos) del 50% sobre un producto al que, además, le han cargado un 20% de IVA en el PVP. Paga un 8% de interés sobre las líneas de crédito para financiar los cobros a 90 días, suma las cotizaciones sociales e intenta hacer crecer la empresa a buen ritmo con jornadas semanales de 35 horas (incluídos planes de teletrabajo y conciliación familiar). Si lo consigues, escribe un libro sobre cómo lo hiciste, te harás famoso. Es decir, o empiezas con un margen bruto del 80% o con margenes del 50% lo llevas crudo, o —más difícil todavía— ¡intenta hacerlo con márgenes del 15% como tienen los distribuidores! Es por este entorno fiscal y laboral que en Europa sólo pueden crecer y prosperar las empresas de muy alto valor añadido y, por consiguiente, enormes márgenes o las empresas que operan en oligopolios donde es posible repercutir cualquier sobrecoste al cliente (eléctricas, telcos, etc.).

11. Lo más importante en un socio son sus valores porque cuando la cosa se ponga fea (y se va a poner muy fea) es lo único que quedará. Aparte de los socios, el resto de los empleados, en general, no son de fiar y es mejor considerarlos recursos humanos antes que personas. En un entorno como la alta tecnología donde no existe el desempleo es más fácil despedir al jefe que despedir a un trabajor, por consiguiente, es una práctica temeraria confiar en la lealtad de los trabajadores o, al menos, confiar en la lealtad que no se puede comprar con pagas mensuales y opciones sobre acciones. No se debe confiar en la respuesta del empleado medio bajo presión. Algunos pocos son realmente duros pero la mayoría no aguantan el tipo ante la ansiedad y el stress y, si pueden, al verse desbordados actualizan el currículum y se van a otra empresa donde se sientan menos agobiados.

12. No obstante lo anterior, los mejores líderes no se dedican a gestionar la empresa sino a ayudar a los trabajadores a crecer personalmente para que ellos hagan crecer la empresa. Es decir, tienes que invertir intensamente y sinceramente en gente que sabes casi a ciencia cierta que te dejará en la estacada tarde o temprano.

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2 respuestas a Pírricas Victorias Empresariales

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