Jeffrey y Christine Rosen se hacen eco de Snapchat en su artículo Temporary Social Media en MIT Technology Review. La funcionalidad de Snapchat es crear mensajes que se autodestruyen automáticamante tras ser leídos.
Las palabras se las lleva el viento, pero el muro de Facebook se queda. Lo cual nos obliga a proyectar una imagen estereotipada de nosotros mismos en previsión del perjuicio que podría causarnos en el futuro que el post que no es lo lea la persona equivocada.
El Temporary Social Media trata de aproximar la conversación en una red social a la conversación analógica en la cual no queda un registro de lo que han dicho las partes.
Los jóvenes han empezado, como no, usando el servicio para intercambiarse fotos pícaras con menos riesgo de que se difundan indebidamente, pero los 100 millones de fotos y videos que se intercambian cada dia en Snapchat no son todos de «sexting» ni mucho menos.
¿Puede una actualización de estado de un adolescente imprudente y alocado arruinar su carrera profesional años después? Probablemente sí, y posibilidades como esa son las que dan sentido a crear mensajes de corta vida. La principal pega de Snapchat por ahora: que no es posible técnicamente garantizar el 100% que el receptor del mensaje no lo guarde capturando la pantalla y lo reenvíe.
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Desde un punto de vista teorico, parece que casi deberia ser evidente que nuestras opiniones, comentarios o estupideces no deberian estar escritas en piedra, ni disponibles para todo el mundo incluso años más tarde.
Es algo que me sorprende que no se haya implementado con anterioridad, aunque me imagino que es posible que el «destruyase una vez leido» debe chocar con los intereses que desean monitorizar todas nuestras comunicaciones y debe ser mas conveniente mantener las comunicaciones y actualizaciones, teniendo en cuenta lo barato que es un Gb.
En verdad nadie debería ser juzgado con 40 años por lo que dijo cuando tenía 20. Las opiniones también prescriben. Puesto que si nunca cambiásemos de opinión no evolucionaríamos.