El fin de los contratos de trabajo

Leo con asombro en El Periódico de Catalunya que Barajas tuvo que cerrar una pista por ausencia de un controlador el pasado lunes. Es de traca. Comprensiblemente con un sueldo medio anual de 300.000€ y un coste por hora de 184€, no es como para tener controladores ociosos por si acaso alguno causa baja forzosa porque se haya roto la muñeca. Sobre todo porque los elevados gastos en controladores aéreos, hasta el 80% de los gastos totales según AENA, encarecen las tasas aeroportuarias de un aeropuerto que pierde 300 millones al año, mal asunto cuando Barajas aspira a convertirse en hub de vuelos europeos transoceánicos.
Es un hecho bien conocido que prácticamente todos los negocios que se montan en el mundo desarrollado tienen como una de sus principales prioridades operativas la reducción del personal necesario, incluso aquella mano de obra que es imprescindible se intenta que no esté contratada en plantilla sino en la medida de lo posible subcontratada por obra o servicio a otra empresa.
Lo cierto es que debido a los elevados salarios y cargas sociales en Europa, en muchos trabajos la productividad del empleado no alcanza el coste de empresa por hora trabajada a menos que el producto final se venda a precios exhorbitántemente caros.
El colectivo de controladores es especial por muchos motivos, pero, en general, si no se reforma el mercado de trabajo éste simplemente desaparecerá tal y como lo conocemos. ¿Exagero? No, no lo creo para nada. Ya pasó algo parecido en 1994. Como no se llegó a un acuerdo de reformas en la crisis del 92, se legalizaron las Empresas de Trabajo temporal (ETT) de las cuales ahora hay más de 400 en España como una forma de esquivar las modalidades de contrato vigentes. Es decir, «si no querías caldo, pues toma dos tazas».
Lo que sucederá ahora es que a medida que se vayan agotando las prestaciones de desempleo las personas se verán forzadas por los contratistas a crear empresas unipersonales o hacerse autónomos, y empezar a trabajar con contratos mercantiles en vez de laborales. Es decir, será el fin del contrato de trabajo. Esta es la peor situación imaginable para un trabajador: se cobra por destajo, a 90 días en vez de a fin de mes, no se pagan las vacaciones, la relación mercantil se puede terminar súbitamente en cualquier momento sin derecho a indemnización y no se cobra prestación por desempleo.
Esto que estoy planteando no me parece ninguna exageración. En un mercado puede dominar la oferta o la demanda. Y cuando hay mucha más oferta que demanda (como sucede actualmente en el mercado de trabajo) es el contratista quien fija los precios y las condiciones del acuerdo.
¿Qué pasará con los controladores? ¿Habrá una negociación colectiva para reducir sus salarios? Probablemente no. Eso parece imposible. Además ya se ha intentado. Lo más probable es que los vayan prejubilando a los 55 años (52 en algunos casos) con el 100% del salario base hasta los 65, no se contrate directamente a ninguno más, y se busquen empresas que presten el servicio de control aéreo bajo un acuerdo de nivel de servicio que especifique que en ningún caso una pista podrá dejar de funcionar por falta de controladores y unas penalizaciones económicas durísimas en el contrato mercantil en caso de que eso ocurra. Probablemente la empresa podrá pagarle 70.000€ anuales al controlador, repercutirle 150.000€ a AENA y aún con tan pingüe beneficio reducir el coste de la masa salarial a la mitad.
Se han realizado grandes inversiones (como la farónica Terminal 4 de Barajas) perdiendo de vista que la construcción de infraestructuras es sólo una fracción del coste total de propiedad del servicio. Y que el auténtico peligro es que por cada nueva infraestructura que se construye hay que dotarla de carísimos operarios que añaden un coste fijo perpétuo a las arcas del Estado.
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