“Barroco” es una palabra portuguesa que en español se traduce por barrueco (perla irregular, o falsa joya).
Wikipedia explica que el dolor psicológico del hombre, en busca de anclajes sólidos, se puede encontrar en el arte barroco en general. Y que todo fue enfocado alrededor del Hombre individual, como una relación directa entre el artista y su cliente, en un intento de hacer el arte menos distante de las personas.
Creo que algo similar podría aplicarse a lo que sucede con los productos de éxito hoy en día.
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El pasado viernes un administrador de sistemas nos contaba en una cena que una usuaria le había pedido consejo para comprar un portátil y que ésta, tras escuchar todas las opciones, había decido ignorarlas y comprar simplemente el de color rojo, porque era el más bonito, y luego se había ido a buscar un bolso a juego. |
Cada vez importa más el diseño y la estética de los productos. Hace nada aparecía Personas en Mozilla Labs, una herramienta para personalizar el skin de Firefox. E inmediatamente Google contraatacaba con una campaña anunciando que a Chrome le puedes poner un look’n feel de Dolce & Gabbana. | ![]() |
Cada día se habla menos de las funcionalidades y prestaciones que objetivamente tenga un producto. Importa que mole y que quede bonito en el escritorio, y si luego es una mierda envuelta en papel de regalo pues… ¡qué más da! total, todo el software es un poco crapy.
Empezamos a vivir una época donde emocional prima sobre lo pragmático quizá porque lo pragmatico ya es suficientemente bueno, o porque no se sabe muy bien como superarlo.
Como en el barroco, quizá es que el renacimiento tecnológico nos dejó tantas cosas que de un tiempo a esta parte sólo hemos sabido mejorarlas pintándolas de dieciseis millones de colores.