Muerte por disrupción

Michael Urlocker examina en su blog ocho formas en las que un negocio incipiente se puede ir a la porra por exceso de celo en ser disruptivo.

Yo iría un paso más lejos: Existe una relación inversamente proporcional entre la rentabilidad de un negocio y lo divertido que es. A más divertido, menos rentable. Por eso la mayoría de los ricos se forran en bolsa o en la construcción y sólo unos poquísimos privilegiados lo hacen trabajando de artista.
Trampas de los negocios disruptivos
• Exceso de inersión inicial (Wireless 3G, Webvan.com)
• Asumir un exceso de pérdidas en el arranque (Terra, RFID de Alien Technology)
• Usar un acercamiento de gran empresa a nuevos mercados (TPI, Pandesic, Wireless Knowledge)
• Impedir el aprendizaje empeñándose en apostar por «algo seguro» (Servicio WiFi de Boeing)
• Contar con que se puede educar al mercado (Coches eléctricos)
• Obsesionarse demasiado con ser el primero en llegar al mercado (govWorks)
• Excesivo foco en el crecimiento de métricas no financieras (Skype)
• Poner el crecimiento por encima del beneficio (Vonage)
• Focalizarse en dominar el nuevo order de un grandioso ecosistema en vez de afrontar las necesidades inmediatas de un grupo bien definido de consumidores (Flooz)

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