Cómo seleccionar una aceleradora para tu startup

Vivimos desde hace ya cierto tiempo una proliferación de incubadoras y aceleradoras de startups. Hay una burbuja alrededor del emprendizaje, o más bien una mini burbuja, porque los emprendedores no tienen dinero, y los políticos siguen sin apostar firmemente por las startups. Andan como locos por promover el autoempleo, sí, pero sólo para que haya más vacas lecheras pagando impuestos y cotizando a la Seguridad Social, o, a falta de vacas gordas, terneros, lo que sea… con tal de que dé algo de carne.

Las incubadoras/aceleradoras yo las catalogaría en seis tipos:

1º) Las que tiene una misión puramente desinteresada.
Típicamente, fundaciones o instituciones públicas que buscan ayudar a los emprendedores de alguna forma sin involucrarse demasiado en el proceso de creación ni crecimiento de la empresa.

2º) Las que tienen un modelo de negocio a medio/largo plazo mediante participaciones en las empresas que seleccionan.

3º) Las que están orientadas a obtener dinero a corto plazo cobrando por formación y servicios a los emprendedores.

4º) Las que están orientadas a obtener impacto mediático para sus sponsors.

5º) Las que son híbridos de agencia de desarrollo con sociedad de inversión, un poco en la línea de un socio industrial.

6º) Las que son un departamento de servicios dependiente de una entidad mayor.

No hay tipos puros, por supuesto. Casi todas ellas tienen un poco de cada tipo en mayor o menor porcentaje.

No voy a entrar a comentar casos concretos, ni siquiera las aceleradoras de los amiguetes que me caen bien y creo que tiene bastante sentido ético y económico lo que hacen, porque sería sin duda meterme en un lodazal. Pero a ver si puedo dar un decálogo de consejos para emprendedores que estén intentando seleccionar una aceleradora:

1º) Evaluar la cantidad y calidad de mentores e inversores.
El producto básico de la mayoría de las aceleradoras es un board asesor gratuito para la startup. Personas experimentadas que dedican cierta cantidad de tiempo a examinar el plan de negocio y proponer mejoras. A los mentores e inversores hay que contactarles proactivamente. Sólo porque estén en la aceleradora ello no implica que ni siquiera se vayan a percatar de que un proyecto existe, debido a que los buenos mentores/inversores ven centenares de proyectos al año siendo por ello difícil que presten atención espontáneamente a ninguno en concreto.

2º) Pedir detalles sobre el plan de trabajo.
Casi todas las escuelas de negocio exigen que se escriba un plan de negocio como ejercicio tras un master en administración de empresas. De esos planes de negocio rara vez prospera ninguna startup, porque una empresa se monta transformando la voluntad en medidas operativas. El plan de trabajo propuesto por la aceleradora debe explicar cómo se materializará el producto o servicio. La mayoría de las startups que empiezan un programa de incubación ni siquiera llegan a completar un mínimo producto viable.

3º) Ganar premios es muy bueno para el ego pero no tanto para el negocio.
Es más, yo diría que existe una anticorrelación entre los ganadores de premios y las empresas con más posibilidades de crear un negocio sostenible. Esto es porque a los jueces se les suele pedir que evalúen las empresas en base a una serie de criterios comunes que suelen ser:

• Si ellos invertirían, o no, en la startup.
• Cómo de cool e innovadora es la idea.
• Qué impacto social tiene.
• Qué impacto mediático tiene.
• Qué capacidad de generación de empleo tiene.

Hay planteamientos de empresa que están muy bien, pero no son para invertir, porque, de hecho, son tan buenos que no necesitan ni capital riesgo puesto que pueden financiarse desde el principio de los clientes. Estas empresas nunca ganarán un concurso en el cual los jueces sean inversores. O hay planteamientos que son super cool y super sociales pero cuyo potencial de generación de ingresos es, en el mejor de los casos, cuestionable. Estas empresas pueden ganar porque brillan como luciérnagas pero no sobreviven tras sus quince minutos de gloria mediática.

4º) Preguntar cómo valora la aceleradora la startup.
Hay aceleradoras que invierten en cantidades fijas. Digamos, por ejemplo, 30.000€ de capital semilla. Si, además, esa cantidad es por un porcentaje también fijo de la empresa, pongamos por caso un 10%, entonces todas las startups de la aceleradora están valoradas automáticamente en 300.000€ lo cual será casi siempre malo para el emprendedor porque es dudoso que la startup valga exactamente esa cantidad.

5º) Preguntar qué restricciones impone la aceleradora a la entrada de terceros.
La letra pequeña de los contratos de inversión puede fácilmente contener detalles mortales para el emprendedor en forma de derechos de veto y cláusulas de preferencia para el inversor. Importante fijarse en las cláusulas de salida del inversor.

6º) Mirar qué otros proyectos hay en paralelo.
A veces se aprende tanto de los mentores como de los otros equipos que están en el espacio de co-working de la aceleradora.

7º) Preguntar a emprendedores que hayan participado en ediciones anteriores.

8º) Evaluar la calidad del espacio y los servicios adicionales.
Alojamiento de servidores, asesoría legal, servicios contables, etc.

9º) Evaluar si la aceleradora conoce el mercado de la startup.
Según su track record de proyectos anteriores, la aceleradora puede tener know-how sobre el sector específico de la startup: e-commerce business to consumer, mobile, turismo, etc.

10º) No dejarse deslumbrar con falsas esperanzas.
La mayoría de las startups, incluso las fundadas por emprendedores experimentados, mueren de forma precoz. Quien prometa que tiene una maquinaria de fabricar sistemáticamente startups de éxito miente.

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