Leo en Mashable una predicción de Josh Jones-Dilworth para 2011 afirmando que el científico de datos será el nuevo community manager.
No había reparado hasta ahora en el concepto del científico de datos. A veces las cosas despegan cuando se rebautizan. Como les pasó los ASP (Application Software Providers) que no fueron a ninguna parte hasta que se convirtieron en SaaS (Software As A Service). E igualmente, la minería de datos y el business intelligence existen desde hace décadas aunque soportados por herramientas que, desde luego, no son para meros mortales.
El comportamiento del ser humano discurre amenudo por sendas retorcidas e impredecibles y por ello aplicar inteligencia de negocio para desentrañarlo no es tarea en absoluto sencilla.
Ya he escrito con anterioridad que ahora mismo el uso principal que las empresas dan a las redes sociales es el de un nuevo medio de transporte para el spam, o, como mucho, como una nueva forma de Page Rank.
Entonces ¿qué implica trabajar con los datos de forma “científica”?. Bien, el método científico se basa en lo siguiente:
1º) Mirar a vista de pájaro el sistema y hacer algunas hipótesis ad-hoc.
2º) Realizar algunos experimentos empíricos para verificar las hipótesis.
3º) Utilizar las hipótesis para construir un modelo.
4º) Testear si los datos respaldan el modelo y refinarlo para obtener una teoría.
5º) Emplear la teoría para hacer predicciones sobre hechos desconocidos hasta el momento.
6º) Comprobar si las predicciones de la teoría se cumple, en cuyo caso queda validada. Si las predicciones no se cumplen, revisar las hipótesis y el modelo y volver a empezar.
Vale la pena notar que un modelo para los datos como el de las órbitas elípticas de Kepler aún siendo un avance prodigioso es insuficiente como logro científico. O que una teoría sin capacidad predictiva, tal como la teoría de cuerdas heteróticas, tampoco puede considerarse como algo más allá de una ingeniosa elegancia matemática.
Aunque, claro, llegados a ese punto del community management, prácticamente nos habríamos quedado a un paso de la psicohistoria esa ciencia ficción que apunta actualmente en la dirección de los sistemas emergentes. Y con seguridad es tan probable que en 2011 tengamos ciéntíficos de datos como que el año que viene sí que en verdad se pongan a la venta los primeros coches voladores.
