El pasado dos de dciembre Claudi Pérez publicaba en ELPAÍS.com un reportaje titulado El Nuevo Mercado baja la persiana sobre el cierre del infortunado Ibex Nuevo Mercado, creado en abril de 2000 para las empresas tecnológicas que no cumplían los requisitos para salir a bolsa con las restricciones ordinarias.
El artículo, crítico con mucha razón, narra la creación del Nuevo Mercado como un proyecto más político que bursatil, creado en los estertores de la burbuja punto com y que en sus dos primeros años años cayó casi un 80% con Terra como principal protagonista del fiasco.
Vale que, según apunta el artículo, Nasdaq, un índice mucho más veterano, también ha caído cerca de un 50% en los últimos 8 años. Pero desde el punto de vista de la generación de tejido tecnológico la historia del Ibex Nuevo Mercado debería darnos mucho que pensar.
1ª) Sin mecanismos bursátiles es muy difícil que haya inversiones en empresas
Un inversor es básicamente un especulador, compra una parte de la empresa sólo para venderla posteriormente a mayor precio. Pero para vender esa participación necesita un mercado donde hacerlo. Ergo sin un plan de salidad para los inversoresa estos nunca entrarán a poner dinero en las empresas tecnológicas españolas.
2ª) Los propios inversores revientan la credibilidad de las tecnológicas
Lo de Terra y su esfera es una de las peores cosas que le ha pasado a la credibilidad de la tecnología española. Nunca se debió de permitir que sucediese. Es un caso particular de la táctica del pelootazo bursátil que funciona de la siguiente manera.
– Se identifica una nueva idea de alto potencial y nulo despliege
– Se hace una campaña a bombo y platillo anunciándola como «the next big thing«.
– Se recluta a golpe de talonario y stock options a tantos pretorianos y advenedizos bien conectados y poco escrupulosos como haga falta.
– Los inversores anuncian por todo lo alto su entrada en la empresa.
– La empresa sale a bolsa por 100 veces lo que tiene en caja.
– Los pequeños accionistas acuden a la oferta inicial de acciones.
– Debido a la demanda, la cotización sube un 300% los primeros 15 días.
– Los inversores venden a toda velocidad provocando el desplome de la acción.
– Los directivos ejecutan sus stocks e inician un éxodo en masa.
– La empresa quema todo el capital que le queda obtenido de los pequeños compradores y se devalúa un 90% (o más)
Todo ello plenamente conocido, orquestado y permitido desde los organismo públicos de control bursátil.
3ª) En España no hay empresas de tecnología punta capaces de salir a bolsa
Y las que empiezan a parecerse no reciben sufieinte apoyo institucional, como el calvario de Pharmamar con el Yondelis®.
4ª) Si el negocio es lo bastante lucrativo no te van a dejar hacerlo (sin ellos)
Yo estoy connvencido de que si el negocio de los buscadores hubiese funcionado como el de la telefonía móvil, en España se requería una licencia gubernativa para montar un buscador.
Y no es sólo por el dinero, sino porque pocas cosas hay que asusten más a un político que la sensación de no controlar algo.
Mientras sigamos siendo un gueto tecnológico no llegaremos a ninguna parte. Está muy bien jugar a ser mayor y hacer grandes planes de futuro. Pero primero no nos vendría mal aprender a andar. En forma de levantar alguna empresa tecnológica creíble (aunque sea un spin-off de alguna grande) que no termine con un piñazo tan sonado como pa’haberse matao.
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Adiós al Nuevo Mercado
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