Los ingenieros son, en general, malos empresarios. Son malos porque son optimizadores: cogen algo que existe y tratan de hallar cómo mejorarlo. Los que viven más engañados han hecho un master y les han contado que si tienes una buena idea y generas eficiencias económicas, entonces tienes una oportunidad de negocio, pero no es verdad.
Andaba leyendo el post Tiempos Modernos de Enrique Dans respecto de ciertos rituales anacrónicos en El Corte Inglés y de cómo dicha empresa mantiene su liderazgo a pesar de su oscurantismo y de que, en apariencia, no hacen para nada muchas cosas como dicen los presuntos gurús.
Yo creo que, en el fondo, da absolutamente igual lo bien o mal que se gestione una empresa, lo único que importa es el caudal de entrada de caja. Jonathan Schwartz cuenta en su blog que una de las razones de la recuperación de Sun es que emplea mucho tiempo entendiendo su pipeline de ventas ganadas y perdidas, es decir, preocupándose de cómo entra el dinero, no de cómo gestionarlo.
Obviamente una mala gestión de clientes, por ejemplo, puede dar al traste con el caudal, pero no necesariamente, si no, véase que a diario nos quejamos de que nos tratan fatal como clientes en negocios que siguen, sin embargo, siendo muy lucrativos.
A los ingenieros les va mal porque un comercial es aquella persona que SÓLO está motivada por el dinero. Los ingenieros suelen tener otras motivaciones además del dinero. Por consiguiente, son malos comerciales. Y como lo único que importa es la cantidad de dinero que los comerciales hacen entrar, muchas empresas de ingenieros languidecen por falta de caja.
Supongamos que hoy día tienes una promotora/constructora bien posicionada. Da igual que tengas un sistema informático del año de la polca. O una política de recursos porcinos humanos basada en la ETT más negrera del mundo. Mientras haya demanda y te sigan quitando los inmuebles de las manos, da igual lo mal que te gestiones. Sin embargo, si tienes una granja de vacas, por muy bien que te gestiones, y por más calidad que des, nunca vas a ganar buen dinero debido a la continuada caída de los ingresos por la crisis del sector lácteo.
Los buenos negocios son aquellos en los que se gana dinero aunque lo hagas mal. Si para ganar dinero necesariamente hay que hacerlo bien, entonces la presión continuada por mantener el ritmo se convierte a la larga en insoportable.
Lo único que importa en los negocios es el caudal de entrada
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