La Sociedad de la Imaginación

Me encanta la filosofía basada en la creencia de que en esta vida la voluntad humana lo es todo.
En la I Conferencia Internacional de Software libre de Málaga, escuché al ex-presidente Felipe González decir algo así como que Europa tenía ante sí tres opciones: 1ª) alcanzar de alguna forma la cotas de productividad y bajos costes asiáticos, 2ª) establecer un férreo proteccionismo comercial o 3ª) empezar a pensar en una tercera via con mucha imaginación para mantenernos a la cabeza del mundo. A decir verdad, no recuerdo si dijo exactamente eso (las palabras se las lleva el viento), pero al menos yo lo entendí así.
Ahora hace unos días, el periódico Cinco Días publicaba que Extremadura busca a los más arriesgados e imaginativos, a través de la Iniciativa Jóven que ofrece todo tipo de ayuda a quienes se sientan con ánimos de emprender negocios que reviertan en beneficio de Extremadura.
Los principios de esta Iniciativa Jóven huyen del tradicional modelo burocrático de las subvenciones patera. Basándose en cuatro preceptos muy acertados :
• confianza en el espíritu de logro
• atención personalizada
• minimización de la burocracia
• diversificación del tipo de ayudas
La iniciativa extremeña es tanto más necesaria en cuanto a que España es un pais profundamente escéptico. A veces creo que es un efecto que arranca de la caída del imperio y la pérdida de las colonias. Quizá por eso los estadounidenses tienen una ventaja psicológica al no haber sido nunca desanimados por una gran derrota nacional.
Esta semana estuve en Lérida por gentileza de un compañero del metal. Mientras comíamos allí con los comerciales de una importante empresa de software uno de ellos comentó que el problema de Madrid es que hacía falta tener padrinos para todo y que «en Cataluña te hacen más caso aunque seas pequeño». Y es verdad. Aquí lo que se lleva son las demostraciones de fuerza bruta.
Últimamente se le llena la boca al gobierno diciendo que necesitamos «empresas fuertes», de esas que viven del mercado cautivo de pasar recibos a la gente y que cuanto más crecen, más grasa y burocracia acumulan. Pero, como decía el lúcido ex-presidente González, aquí lo que hace falta es imaginación.

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