La última vez que vi a Michael Porter en el congreso ExpoManagement 2005 de Madrid se trajo dos ideas muy sencillas:
1ª) Una estrategia implica apostar por unas cosas a cambio de renunciar a otras, si no hay renuncia no hay estrategia.
2ª) Es mejor no hacer lo mismo que tu competidor, si todo el mundo compite en ser el mejor en la misma cosa, la carrera por la excelencia se vuelve imposible de ganar.
Por eso me ha sorprendido el artículo de John Carroll en ZDNet titulado A recipe for the failure of Linux en el que afirma que «la razón por la que Windows tiene tanto éxito en servidores y en escritorio es que a los clientes no les gusta el estilo Unix de hacer las cosas«.
Para empezar, no se pueden meter todos los sistemas operativos en el mismo saco, porque es una regla básica del marketing que ningún producto cubre todas las necesidades.
Mientras que Windows continúa dominando cómodamente el escritorio, el último Worldwide Server Market Share publicado por IDC el pasado 26 de agosto, muestra que el mercado de servidores Linux creció un 45,1% mientras que Windows creció sólo un 14,3% durante el mismo periodo interanual. De modo que quizá los compradores de servidores no están tan contentos después de todo con la oferta de Microsoft.
Sun está poniendo todos sus huevos en la cesta de los servidores para data centers que ofrecen mayor potencia y menor consumo energético por menos dinero. Y, como apunta Paul Murphy, tratándose de robustez Solaris aún es el rey, incluso por encima de cualquier distro de BSD.
También estoy de acuerdo con Paul Murphy en que los defensores de Linux deberían dejar de dar el mensaje de que Linux es un substitutivo barato de Windows y centrarse en sus propias fortalezas.
No entiendo porqué se sigue dando el mensaje de que Linux en el servidor y Linux en el escritorio son dos sabores de lo mismo, cuando la propia Microsoft se ha dado cuenta de que los clientes no están interesados en que las versiones server y desktop de sus sistemas operativos estén sincronizadas. Creo que es en parte por esto que Ubuntu se ha hecho popular tan rápidamente, gracias a su claro posicionamiento en un nicho concreto de mercado.
Me gusta mucho un artículo de Clay Shirky titulado A Group Is Its Own Worst Enemy recogido en The Best Software Writting I en el cual afirma que un grupo se sabotea a si mismo esencialmente de tres formas:
1ª) Hablando de sexo.
2ª) Demonizando al contrario.
3ª) Idolatrando a un icono.
Siguiendo estos consejos los linuxeros deberían en primer lugar :
1º) Buscar menos a Pamela Anderson en Google.
2º) Dejar de demonizar a Microsoft.
3º) Dejar de mirarse el ombligo.
Resuelto el problema de auto-sabotearse, lo siguente es entender que la ventaja competitiva de Microsoft está basada en un sistema de incentivos coordinados. Es decir, Microsoft ofrece una serie de ventajas al usuario que de forma combinada blindan su cuota de mercado. Entre estas ventajas podríamos citar:
– Distribución del sistema operativo pre-instalado a través del canal OEM.
– Interfaz familiar para los super-usuarios.
– Todos los plug-ins del navegador pre-instalados.
– Soporte para videojuegos.
– Documentación, ayuda y certificaciones para desarrolladores.
– Énfasis en la compatibilidad hacia atrás.
– Escasa persecución de la piratería doméstica.
– Extensa lista de compatibilidad con todo tipo de hardware.
– Ecosistema de aplicaciones sinérgicas.
Seguro que me dejo algún incentivo, pero no pretendo dar aquí una lista exahustiva sino simplemente poner de relieve que el apalancamiento de Microsoft en el escritorio es una estrategia anclada en muchos puntos.
Vale la pena leer el artículo Windows Beat Unix, But It Won’t Beat Linux de Steven J. Vaughan-Nichols en eWeek, donde explica que Windows batió a Unix porque los proveedores de Unix no consiguieron ponerse de acuerdo para coordinar sus esfuerzos pero que con Linux lo tiene más difícil gracias a que existen iniciativas como Linux Standard Base. Yo no tengo tanta fe como Steven Vaughan-Nichols, basta leer los comentarios de Ian Murdock sobre LSB y la DCC Alliance, para comprender que las coaliciones de Software Libre aún están lejos de alcanzar el nivel de la engrasada maquinaria de Microsoft. No obstante, las cosas han cambiado de un tiempo a esta parte. Sin duda la existencia de Java y PHP ha abierto una ventana al desarrollo web multi-plataforma que no existía en el año 1990 cuando había que programar en C++ contra varios sistemas de ventanas propietarios. Pero el frente de las herramientas de desarrrollo es sólo uno de ellos, hay que coordinar a los empaquetadores de distros, a los fabricantes de hardware, a los desarrolladores de juegos, a los comités de estándares, etc, etc.
Competir con Microsoft en su propio terreno intentando coordinar todos estos factores no es una buena idea (la futilidad de los intentos de desbancar a Windows del mercado doméstico probablemente lo está demostrando).
Creo que la estrategia correcta para Linux es buscar otras formas de ganar cuota en aplicaciones específicas: Linux como servidor web, Linux en una PDA, Linux como S.O. para geeks, incluso Linux en el escritorio de la escuela. De esta forma no es necesaria tanta coordinación, por ejemplo, en las PDAs basta con que los 2 ó 3 fabricantes líderes adopten un S.O. para consolidarlo. Por eso ha sido tan trascendental para ese mercado que tanto HP como Palm se hayan decantado por Windows Mobile como comentaba en otro post reciente.
¿Sigue Linux la estrategia correcta?
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