La «tasa Google» y el canon al RSS

Hace ya bastante tiempo que andaba esperando que España se alinease con Francia, Alemania y Bélgica en la imposición de algún tipo de peaje a los buscadores y agregadores de noticias. No me gusta mucho escribir acerca de las negociaciones por el céntimo en propiedad intelectual, pues me parece que ahora mismo tenemos sobre la mesa problemas mucho más perentorios, pero siendo un tema tan polémico y con tan pocas opiniones neutrales le voy a dedicar unas líneas.

¿Qué es justo?

Empecemos por los fundamentos. La hipótesis de partida es que los periódicos ofrecen información «gratuita» a cambio de que los usuarios vean la publicidad que acompaña a dicha información. Si los usuarios ven la información pero no la publicidad entonces se rompe el contrato implícito en tal relación. Debido a que las empresas como Google crean una disrupción en ese modelo, merecen ser fiscalizadas para evitar abusos. Esa es la lógica subyacente en la nueva LPI para la compensación a los editores de medios de comunicación que AEDE lleva tiempo solicitando al gobierno. La imposición de un pago a quien crea una disrupción es algo así como cobrarle al tramposo. Existe una manera de hacer las cosas y de repente llega alguien y encuentra una forma de «hacer trampas», es decir, crea una disrupción. Entonces es discutible si el nuevo jugador que está obteniendo unos pingües beneficios a costa de los otros debería compensarles por su audacia. Además, no se habla del tráfico que Google induce gratuitamente a los medios por el cual Google también podría pedirles una compensación sólo por poder aparecer en las listas de resultados.

¿Qué se ha hecho hasta ahora en Europa?

Seguidamente, veamos cuales han sido los precedentes en Europa. En Alemania, se obligó a Google a pactar con cada medio una compensación, en Francia se le impuso a Google un pago de 60 millones de euros a repartir entre los medios y en Bélgica se prohibió directamente a Google que enlazara a los medios sin un acuerdo previo con ellos. Cada una de estas «soluciones» tiene sus inconvenientes. La alemana porque, como los acuerdos son uno a uno, es posible que los grandes medios puedan sentarse a la mesa de negociación en igualdad de condiciones con Google pero los pequeños obtendrán un «lo tomas o lo dejas» en una negociación a la siciliana por parte de Google. La francesa porque Google se las apañó para que los 60 millones se repartiesen contra proyectos de generación de contenidos que tenían que presentar los medios, es decir, se creó una situación de concurrencia competitiva por el dinero de Google. Y la belga, pues, bueno, porque se asemeja a la solución de curar la enfermedad por la vía de matar al paciente.

¿Por qué hay tanto lobby de los medios?

Lo que sucede es que los medios están económicamente mal. Y no sólo en España. Hasta el Washington Post acabó en manos de Jeff Bezos. Yo personalmente creo que la razón principal (entre otras muchas otras) de que Pedro J. Ramírez dejase la dirección de El Mundo es sencillamente que la prensa impresa se está muriendo de obsolescencia lo mismo que murió la máquina de escribir. Como prácticamente todos los medios han tenido históricamente una afiliación partidista, se produce entonces una reacción de apoyo paternalista por parte del Gobierno cuando su viabilidad económica peligra. Pienso que este intervencionismo en el mercado es malo. No porque opine que Google tenga moralmente razón sino porque, en general, todos los intervencionismos en el mercado suelen ser contraproducentes para la sociedad.

Los medios tratan de defenderse arguyendo que son uno de los pilares básicos de la democracia y que si desapareciesen con ellos desaparecería uno de los elementos esenciales del estado de derecho. Este es un razonamiento espurio. Es cierto que no puede haber democracia real sin derecho a la información y libertad de prensa. Pero dichas libertades no tienen necesariamente que articularse a través de periódicos, los cuales son sólo un medio de transporte de la información. Además del desprestigio innegable de casi todos los medios debido a su sesgo en favor del partido político que les patrocina. La mayoría de los medios son puros panfletos propagandísticos y con su cierre sólo desaparecería un instrumento de desinformación. Y no es que los grupos de opinión en redes sociales con los que se informa cada vez más gente sean para nada imparciales, todo lo contrario, son aún menos veraces que los periódicos, pero al menos se sabe de qué palo va el grupo de opinión y hasta dónde se puede uno fiar, o no, de lo que dicen.

¿Qué sucede con la fiscalidad de las multinacionales?

Por otra parte, Google no es ningún corderito. Según algunas estimaciones desvía unos 10.000 millones de dólares al año desde Europa a Bermudas de forma totalmente legal. La situación en la que la tasa impositiva real que se aplica a Google parece que ronda el 2,4% no es nada justa para las otras empresas que tributan, en teoría, al treinta y tantos por ciento. No obstante, yo estoy firmemente convencido de que el impuesto de sociedades no debería de existir. Por dos motivos: 1º) porque mientras se pueda mover dinero legalmente entre países con diferentes sistemas fiscales es inútil intentar imponer que una empresa global tribute en un pais que es fiscalmente más caro que otro, y 2º) porque el beneficio de una sociedad mercantil sólo puede emplearse de dos formas, bien para generar más inversión, crecimiento y puestos de trabajo, bien para repartir dividendos entre los accionistas. También puede simplemente quedarse en la caja de la empresa pero en algún momento futuro se hará alguna de las dos cosas anteriores pues mantener dinero ocioso es estúpido. El Impuesto de Sociedades merma directamente la capacidad de las empresas para crear riqueza reinvirtiendo beneficios y, por consiguiente, es terriblemente dañino para el crecimiento económico. En conclusión, no creo que se deba tratar de aumentar los impuestos a Google del 2,5% (o lo que sea) al 30% sino hacer que TODAS las empresas tributen al 2,5% sin necesidad de llevarse el dinero a Bermudas vía Irlanda.

¿Por qué la están liando?

Desde mi punto de vista, la intención de fondo en la reforma de la LPI no es mala. Se trata de que multinacionales extranjeras paguen a medios españoles quienes, a su vez, usarán parte de ese dinero para generar puestos de trabajo y pagar impuestos en España. El problema es que la reforma, o lo que se sabe de ella (porque hasta ahora se han explicado como un libro cerrado) demuestra que todavía se tiene poco conocimiento, o no se quiere aceptar, cómo funciona Internet. No se pueden poner puertas al campo. No sé cómo se va a determinar esa «compensación equitativa» a los medios de la que habla la ley. Supongo que se hará regateando como los gitanos (con perdón) y para evitar que se produzcan agravios comparativos entre medios grandes y pequeños, como ha pasado en Alemania, se delega la negociación colectiva en Cedro y Vegap, de las cuales no dudaría, de no ser por el precedente nefasto de la SGAE y su tremenda trama de corrupción. Asimilar Cedro y Vegap a la SGAE es hacer pagar a priori a justos por pecadores, mas habrá que esperar a ver qué pasa…

La obligación de una compensación por enlazar fragmentos no significativos podría inducir, llevada al absurdo, a la aplicación de un canon a los canales RSS similar al canon digital que finalmente abolió la Unión Europea.

¿Y si todos los autores se asociaran a Cedro? El coste de adhesión es gratuito. ¿Porqué sólo retribiur a los periódicos? ¿Tendría Google que pagar por todas y cada una de las visitas que manda a cualquier web con contenidos originales?

Los indexadores podrían banear a los medios uno por uno en una estrategia de divide y vencerás. Ricardo Galli ya ha dicho que en menéame banearan a cualquier medio que trate de cobrarles por los enlaces. Y si menéame puede permitirse el lujo de hacer eso ¿por qué no Google? Que se sepa, la ley no contiene ninguna prohibición de guerra sucia mediante la cual el indexador pueda arbitrariamente dirigir tráfico a medios que no cobren por derechos.

En el otro gran aspecto de la reforma de la LPI, las nuevas sanciones civiles y penales para los facilitadores de actividades vulneradoras de la propiedad intelectual, no voy a entrar aquí, porque son un despropósito tan grande que merecería otro post entero.

En conclusión con esta «tasa Google» el Gobierno probablemente ha creado una Hidra de Lerna a la que le irán saliendo nuevas cabezas, ya veremos si dos, nueve o diez mil.

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