Historia de tres héroes anónimos

Los estudiantes ingleses tienen unas cortas vacaciones al final de cada trimestre, están pensadas para que los estudiantes de los internados puedan ver a sus padres. Circumstancia que desconocía y por ella ayer me vi envuelto en un buen barullo de tránsito aéreo.

Tenía que coger un avión a primera hora. Mi mujer, que es muy hábil buscando chollos, me encontró un cupón de descuento de tieneschofer.com con el cual te llevan y te traen del aeropuerto por veinticinco euros.

Me gusta hablar con los taxistas, muchos tienen una historia porque compraron la licencia del taxi con la indemnización que les dieron de algún despido. En San Francisco me cargó hace años un ex-consultor de Peoplesoft, se dedicó a implantar software en Idaho hasta que se hastió de su vida, se divorció y le pidió trabajo a su hermano menor en su empresa de limusinas con chófer en el Área de la Bahía. Nos pasamos una parte del trayecto desde San Francisco hasta el Parque nacional de las Secuoyas hablando de software de gestión de recursos humanos.

El caso actual es que salgo a la calle a las 4:30 a.m. y me encuentro allí al chófer esperándome desde hace un cuarto de hora, porque probablemente me he confundido con la hora. Camino a la terminal le pregunto qué hace cargando viajeros de madrugada. Me cuenta que se dedicó durante 20 años a trabajar en el sector de las telecomunicaciones hasta que, debido al stress, el corazón le dió un aviso. Para ganarse la vida con algo menos complejo, montó una empresa de importación de coches de lujo, y al principio le fue bien, hasta que la crisis quebró el mercado de vehículos de gama alta. Luego se fué a Chile, a intentar prosperar, mas no tuvo suerte con el establecimiento del negocio allí y hubo de regresar a España. Entonces pensó cómo se podría sacar algún beneficio de todas las berlinas de lujo que andan criando malvas en algún garage, y se hizo chófer. Para vender usa cupones hard discount que ofrecen dos trayectos con chófer por menos dinero del que me costará el billete sencillo de tren de ida desde Stansted a la City.
Me deja en Barajas y se va en dirección a Aranjuez para ver a su mujer al alba tras toda la noche trabajando y luego volver a transportar viajeros.

Llegado el mediodía salgo a tomarme algo de fast-food, y el camarero del puesto callejero Tullum Burritos en Shoreditch Rd. me pregunta: ¿de dónde eres amigo? Y le indico: «de Madrid hermano». Me dice que es ingeniero industrial, estudió con una beca Eramus y habla Español, Inglés, Italiano y Portugués. Me cuenta que emigró ante la falta de trabajo en España, pero que está harto de los ingleses y en un mes se muda a Cerdeña donde le han ofrecido un buen trabajo como diseñador naval. Cuando le interrogo sobre porqué no ha abandonado ya el puesto callejero donde me está poniendo guacamole en la fajita me explica que la rotación de trabajadores en los puestos callejeros es tan grande que los empleadores retienen un mes de nómina que no se reembolsa si el trabajor no preavisa de su marcha con 30 días de antelación. Me despido de él exclamando «¡Prosperidad!» a lo cual me responde levantando el puño en alto «¡Vamoss!».

En la brutal cola de embarque me topo con un padre cuarentón y su hija adolescente. La hija nos está ilustrando sobre sus recientes lecciones de historia británica. Nos cuenta que los ingleses, después de invadir prácticamente la totalidad el mundo conocido, lo perdieron todo. Su padre le explica tranquilamente que la naturaleza humana corrompe y destruye intrínsecamente todo. Y añade: «no podrás hacer nada por arreglar eso, concéntrate en el presente y en ayudar a las personas que tienes inmediatamente a tu alrededor». A reglón seguido se quita el chaquetón y se lo echa a ella por encima, pues nos mantienen durante largo rato de plantón al raso frente a la escalerilla del avión a unos agradables 7° hasta que por fin desembarca una mujer mayor que había necesitado asistencia sanitaria in situ debido a lo agotador que es un vuelo low cost.

Finalmente regreso a Barajas a las 23:15 y me encuentro ¡al mismo chófer que me había recogido a las 4:30! Le pregunto si ha dormido. Me dice que sí, que se fué a dormir después de desayunar y llevar al colegio a sus cuatro hijos. Su mujer tenía problemas de fertilidad y de la in vitro salieron trillizos. Luego, cuando pensaban que no podían tener ninguno más, les vino inesperadamente el cuarto de forma natural. Le doy 20€ de propina y me da las gracias añadiendo: «con esto ceno hoy».

P.D. Y todo esto pasa en un país donde avisan a la gente de que no es una buena idea meter a los bebés en las máquinas de rayos X.

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6 respuestas a Historia de tres héroes anónimos

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