La cultura de la distracción

Joe Kraus ha bloggeado recientemente una presentación en la cual expone que estamos creando una cultura de la distracción en la que la herramienta (el smartphone) se está convirtiendo en el medio.

Kraus compara el email y la mensajería instantánea con las máquinas tragaperras que ofrecen la mayoría de las veces nada, de vez en cuando una pequeña recompensa y de tarde en tarde un gran premio. Similarmente, el ludópata de la mensajería se vuelve adicto a revisar constantemente sus mensajes en la expectativa de encontrar una perla entre el spam.

Yo añadiría al menos otros dos tipos de adicciones a la distracción: 1ª) el adicto a las estadísticas y 2ª) el adicto a las noticias sensacionalistas.

El síndrome de adicción a las estadísticas es muy común entre los twitiriteros y los bloggers principiantes, y también puede producirse fácilmente con el karma de sitios estilo Barrapunto o Menéame. Se basa simplemente en estar mirando las estadísticas todo el tiempo, obsesionado con su (de)crecimiento. El caso es que algunas formas de adicción a las estadísticas no son del todo malas, cuando el sujeto de addiciona a una estadística que realmente refleja resultados tangibles positivos. El problema es preocuparse por métricas de la vanidad, indicadores que sirven para reforzarle el ego a uno mismo y poco más.

La adicción a las noticias puede tener efectos devastadores sobre la productividad. El email y las estadísticas nos distraen, pero las noticias-bomba nos hacen confundir lo urgente con lo importante. Se produce, por ejemplo, en los políticos que se asustan con los titulares sensacionalistas y entonces el rüido de la última bomba y el incendio consiguiente no les dejan tiempo para ocuparse de la estrategia a largo plazo para ganar la guerra. Hasta que llegan a un punto de saturación en el cual, como Hitler en los últimos dias de su búnker, dejan de prestar atención a ninguna noticia y se dedican a ganar la guerra moviendo ejércitos imaginarios.

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2 respuestas a La cultura de la distracción

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