¿Es viable el «crowdstorming»?

“El más singular de los fenómenos presentados por una masa psicológica, es el siguiente: cualesquiera que sean los individuos que la componen y por diversos o semejantes que puedan ser su género de vida, sus ocupaciones, su carácter o su inteligencia, el simple hecho de hallarse transformados en una multitud le dota de una especie de alma colectiva. Este alma les hace sentir, pensar y obrar de una manera por completo distinta de como sentiría, pensaría y obraría cada uno de ellos aisladamente” (Gustavo Le Bon).

¿es posible que una muchedumbre orqueste un brainstroming del cual salgan ideas realmente valiosas «crowdstorming»?

La vetusta prensa tradicional ha sido hipercrítica desde el principio con el movimiento 15-M. El pasado lunes El Pais publicaba un editorial titulado difícil democracia sin líderes en el que presentaban el espíritu del movimiento como una utopía. Supongo que igual de irrealizable le parecía la propia democracia a los vasallos feudales, aunque, por comentar un poco de historia, resulta que se considera que el parlamento más antiguo del mundo es el Althing islandés, fundado en el año 930, y quizá debido a su dilatada experiencia es por eso que han sido pioneros en experimentar con nuevas formas de legislar.

La historia se nos olvida rápidamente, yo encuentro muchas similitudes entre el 15-M y mayo del 68 (excepto que M-68 aquello empezó como un movimiento estudiantil) cuyo efecto neto más prominente fue que De Gaulle convocase elecciones anticipadas. Y hasta se nos olvida la historia mucho más reciente, cuando la propia tribuna de El Pais publicaba en 1983: “los ciudadanos se muestran decepcionados cuando constatan que en realidad la toma de decisiones políticas se efectúa más por los burócratas y los expertos al servicio de los Gobiernos que por los representantes elegidos por el pueblo” […] “la democracia tiene su momento cumbre en la exigencia del respeto de los derechos fundamentales de la persona como elemento legitimador de toda acción política” […] “los partidos políticos fundados sobre un mundo de movimientos lentos deben transformarse en partidos modulados, adaptables a las fluctuaciones de la realidad social”.

Yo coincido en que a los líderes del 15-M eventualmente no les quedará otro remedio que segregarse de las asambleas populares para meterse en la dinámica política parlamentaria, y esto por la sencilla razón de que el sistema actual contiene por escrito, entre otras muchas otras cosas, las instrucciones de lo que hay que hacer para cambiar el propio sistema, que es bien presentar una propuesta en el parlamento a través de un partido político, bien presentar la propuesta a punta de pistola, ya sea con el tricornio en el hemiciclo o con la capucha en la cabeza en la calle.

No quiero, sin embargo, detenerme mucho en abordar la gobernanza de los movimientos populares, porque lo que me interesa aquí es el proceso colectivo de generación de ideas. Particularmente en si la suma de los errores individuales de la gente tenderá a cancelarse en promedio o si por el contrario el efecto masa hará como amplificador de ideas erróneas por aquel fenómeno de sugestión hipnótica que describía Freud en su Psicología de las masas según la cual el individuo sufre una disminución de la actividad intelectual por el hecho de su disolución en la masa hasta un punto en el que pierde el sentido crítico y lo inverosímil no existe para el. Se sabe desde el estudio realizado por James Stoner en 1961 que en realidad los grupos tienden a tomar decisiones más polarizadas que los individuos llegando en casos extremos al «pensamiento de grupo» que caracterizó Irving Janis a principios de la década de los 70.

Jonah Lehrer escribió el mes pasado una columna en WSJ comentando un estudio realizado en suiza según el cual las muchedumbres hacen mejores estimaciones promedio cuando durante el proceso de estimación ad hoc unos individuos no reciben ningún feedback de los otros. Y la cosa podría ser aún peor porque al día siguiente de publicarse el artículo de Lehrer, Peter Freed, un neurocientífico de Columbia publicó un post poniéndole a caer de un guindo y afirmando que las estimaciones de la muchedumbre eran en realidad lo peor de lo peor. La trampa, en mi opinión, es que todos los experimentos de estimación estaban seriamente viciados. La masa podía cometer, ciertamente, errores de estimación de un orden de magnitud. Pero es que el cerebro humano no está bien preparado para manejar cantidades numéricas absolutas que no puede comparar contra nada y estimar en masa no soluciona esa limitación intrínseca de las capacidades humanas. En todo caso, es dudoso que podamos fiarnos de la masa pero es seguro que no podemos fiarnos de los expertos, porque si a los primeros el valor se les supone, los segundos han demostrado ya con creces que iban de finos estrategas visionarios cuando en realidad no tenían ni puta idea de lo que se traían entre manos.

Otra limitación que yo aprecio en el crowdstorming es que aunque tiene tendencia a generar ideas y decisiones en principio mucho más lógicas y justas que las de los gurús, con frecuencia ignora detalles pequeños pero cruciales para tomar una decisión. Ya he escrito sobre este ataque de ingenuidad que puede afectar a la muchedumbre. Hay muchas decisiones que, en retrospectiva, parecen horrendas, pero que cuando se tomaron en realidad tenían toda la lógica del mundo, o parecían lo más correcto, o simplemente no había otro remedio o hubiera hecho falta un iluminado por Dios para darse cuenta de lo que estaba pasando.

Según el modelo teórico un montón de gente se reúne, físicamente o virtualmente a través de Internet, para hacer propuestas, de sus asambleas salen una serie de propuestas a través de un sistema de filtrado colaborativo. Estas propuestas son entonces tenidas en cuenta por el poder legislativo que trata de pulirlas para ponerlas en práctica conciliándolas con las leyes y limitaciones imperantes. El problema es que no pasaría mucho tiempo antes de que las propuestas de una asamblea empezasen a entrar en conflicto con las de otra ni de que alguien tratase de sugestionar a los miembros de una asamblea para apoderarse de ella. Con lo cual volveríamos otra vez al mismo sistema viciado de la partitocracia actual.

Mi conclusión es que que el crowdsourcing funcionará, y muy bien, sólo si se fomenta en la máxima medida posible el que cada persona realice sus aportes individuales de forma independiente sin estar influenciada por otros individuos.

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4 respuestas a ¿Es viable el «crowdstorming»?

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