El cuarto trastero de las amistades

Jorge Araluce me envió la semana pasada un enlace a la presentación de Paul Adams The Real Life Social Network preludio del libro Social Circles en el cual comenta la evidencia experimental más o menos comprobada de que el cerebro humano no puede manejar más de ~150 relaciones interpersonales simultáneas. Las interacciones diarias se dividen en dos grupos: los vínculos estrechos y las relaciones de baja intensidad. El círculo estrecho se compone de 2 a 6 personas, suficientemente pequeño como para ser perfectamente gestionable por e-mail y Skype. Es en las relaciones sociales de baja intensidad donde una red tiene sentido.

Por otra parte, los estudios cognitivos muestran que el cerebro tiende a prestar atención a lo nuevo por encima de lo viejo aunque esto último sea más importante debido a que está programado para alertarse más por los cambios que por las situaciones estáticas.

Entonces, si en nuestro mundo cotidiano sólo pueden existir 150 personas pero tenemos 500 famigos ¿qué hacemos con los otros 350 que están en el trastero de las amistades?

Un posible remedio ya lo ha empezado a aplicar Facebook y está basado en una idea expuesta por Clay Shirky en 2008 el problema no es el exceso de información sino la falta de filtros adecuados.

Esto se refleja operativamente en que la tecnología de red social debe ser capaz de tomar la población completa de famigos, seleccionar en cada momento lo que es relevante y traerlo al foco de atención del usuario. Eliminando en el filtrado la información irrelevante en el momento actual para el interesado.

Me gustaría detenerme en el matiz del momento actual, porque una de las asignaturas pendientes de la tecnología de redes sociales es el manejo de la temporalidad ya que los perfiles de usuario tienen tendencia a ser mayormente estáticos pero su potencial como compradores cambia de forma muy dinámica. Un ejemplo sencillo es el uso de LinkedIn para buscar trabajo. Muchísimas personas sólo usan LinkedIn cuando se quedan desempledas pasando por tres etapas cláramente diferenciadas: 1ª) indiferencia absoluta por la red, 2ª) atención diaria a las posibles ofertas de empleo, y 3ª) anti-interés por cualquier oferta. En cuanto la persona encuentra un nuevo puesto de trabajo no sólo entra en desinterés por otras ofertas sino que le conviene ocultarse lo más posible a ellas porque la sensación de que continúa buscando trabajo podría perjudicarla en su recien conseguido empleo.

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2 respuestas a El cuarto trastero de las amistades

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