Cobardes Reunidos S.A.

Testudo
Estoy volviendo a casa tras el primer encuentro FeelNetworking. La verdad es que fui sólo porque la invitación me llegó a través de Luis y de Bernardo de Tetuan Valley, y, siendo dos tipos que me merecen tanto respeto, pensé «ahí se debe se debe de estar cociendo algo». En el sarao me encontré, entre otros, con Jaime Estevez de Agoranews, el Michael Arrington español, y con Juantomás, el papá de Software Libre en España. Pero, bueno, al grano, resulta que en la cena del Iniciador que se había celebrado justo el día anterior se planteó la cuestión ¿qué es lo que diferencia a un emprendedor de alguien que no lo es?. Y, bien, yo creo que la diferencia estriba en cómo gestiona la incertidumbre. Lo que diferencia a un emprendedor es la forma en la que se enfrenta a lo desconocido. Esencialmente, el trabajo de un emprendedor consiste en tomar una situación de partida llena de incertidumbres e irlas reduciendo sistemáticamente. La oportunidad del emprendedor para ganar dinero se basa en que a la mayoría de las personas lo desconocido les causa un pánico atroz con el cual no pueden vivir.
Es muy fácil envalentonarse cuando se combate en medio de una testudo. Los que basan su poder en el soporte del grupo lo sintetizan en el dicho «más vale ser cola de león que cabeza de ratón» y no les falta a menudo razón, el tamaño importa, y muchas batallas se ganan simplemente aplastado por fuerza bruta al adversario. En la historia bélica clásica se puede constatar que en el mismo momento en que la formación se rompe la infanteria se asusta y huye en desbandada, y es cuando se ven casos en los que un bando ha perdido sólo unos pocos centenares de hombres mientras que el otro a perdido miles o decenas de miles.
No obstante, lo que distingue a un emprendedor es, precisamente, que cuando se ve solo y rodeado no huye, por contra desenvaina el gladius y pasa a la ofensiva. Es dificil describir lo que se experimenta cuando uno carga de frente y en solitario contra un enemigo numeroso. En realidad sólo conozco unos pocos emprendedores en los cuales confiaría para batirme el cobre en una trinchera en la certeza de que no saldrían corriendo cuando la cosa se pusiese fea. En realidad, muchos de los que van de güays con el rollito emprendedor son en el fondo unos cantamañanas.
En las legiones romanas se ponía a los soldados más jóvenes y aguerridos en la vanguardia, a los más veteranos en la retaguardia, y al resto en el centro. Eso impedía que los cobardes huyesen al primer envite aprisionándoles en el medio de la formación. Los que realmente tienen coraje para atacar gozan de grandes posibilidades, porque el truco consiste en percatarse de que no es preciso vencer a toda la legión, sino que basta con debilitar uno de sus flancos para que cunda el pánico y la mayoría empiecen a huir como conejos asustados arruinando cualquier posibilidad de orquestar lo que, de saque, era una victoria segura.

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