Partitocracia

Hace meses que he dejado de leer los periódicos.
Hubo un tiempo donde la cantidad de gente que leía el periódico se consideraba un indicador del nivel cultural medio del pais.
Hoy por hoy la cantidad de suscriptores de un periódico típico sólo es una medida de la cantidad de borregos adoctrinados que siguen fielmente la línea de pensamiento mononeuronal de su partido, sea este izquierdoso, progre, derechón, nacionalista o de cualquier otro signo.
Hay algunas teorías sobre los medios de información que afirman que no importa cuan rápido progresen los métodos de expresion libre y plural, porque determinadas oligarquías siempre encuentran la forma de subvertir su funcionamiento con el propósito de influir en la opinión pública.
Creo sinceramente que vamos a tener que estandarizar el neologismo Partitocracia para referirnos con mejor exactitud que hasta ahora, al sistemas de gobierno más típico tanto en la política como en las instituciones públicas.
El mecanismo de la partitocracia es bastante sencillo y no vale la pena extenderse mucho sobre él: las personas que acceden al poder, temerosas de perderlo, crean grupos sectarios y desvían el discurso público desde los problemas reales hacia los ataques sistemáticos al opositor. Se crea una retórica de los güay, lo chachi, lo políticamente correcto, y a todo el que levanta la voz para opinar en contra le ponen el sambenito de fascista o hasta de asesino.
Y bajo esa retórica partitocrática aderezada con un poco de opio populachero se encubren todas las barbaridades cometidas por la élite que mantiene el poder en base a una honra que gana, no por méritos propios, sino a base de esforzarse en demostar que simplemente es más honroso que el otro.

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