Váyanse al carajo todos los advenedizos de la innovación

Mi hermano y yo tenemos una empresa de base tecnológica. Llevamos casi 10 años haciendo caceroladas sobre la necesidad de reformar el planteamiento económico nacional para evitar situaciones como la crisis NINJA.
En 2005 escribíamos que no se sirve la innovación por cuarto y mitad y que hay que estudiar dónde invertir en innovación. Hemos derrochado rios de tinta hablando de los ecosistemas como Silicon Valley, nos hemos mofado de la innovación de cartón piedra, hemos dicho que las reformas económicas de medio pelo no servirían para nada y que esto es una economía bananera.
Ahora viene el nobel de economía Paul Krugman y dice que la economía española le aterra ¡Menuda novedad! Nos ha descubierto el gurú la sopa de ajo. Y Zapatero dice que nuestra capacidad innovadora nos prepara mejor ante la crisis. Se oye que toca apostar por el I+D+i, eso si, de la mano de los de siempre: Indra, Telefónica, Repsol, Iberdrola, Acciona, Ferrovial, las empresas de nuestras vidas que nos colmarán de maravillosas energías renovables a base de hacer un pingüe negocio subiéndonos el recibo de la luz.
Señores: ¿pero qué innovación ni qué niño muerto? Apuestan por la innovación como el que está arruinado y juega a la lotería a la desesperada como último recurso. Haría falta una innovación del calibre de la máquina de vapor para salvarnos el culo. Ni siquera la lavadora, que, según el Vaticano, ha hecho más por el movimiento de liberación de las mujeres que la píldora anticonceptiva consiguió un progreso económico tan espectacular como el que necesitamos.
Llevan lustros ignorando a las empresas innovadoras. Y las siguen ignorando a pesar de que está comprobado que el sector TIC es uno de los más inmunes a la crisis. Se piensan que innovar es como plantar coles en parques tecnológicos, que las siembras y crecen.
Y lo más triste del caso es que en realidad la solución es muy fácil:
1º) Dejarse de experimentos económicos con la gaseosa y ponerse a trabajar.
2º) Reconocer que no podemos continuar con la escalada de gasto público y privado que llevamos.
3º) Dejar de atar los perros con longanizas.
4º) Dejar de usar la macroeconomia subvirtiéndola para justificar la pérdida de poder adquisitivo en las familias.
5º) Correr el riesgo de dar una oportunidad a las personas que creen en una idea y están dispuestas a dar lo mejor de sí mismas por ella.
6º) Crear, financiar y potenciar programas de I+D+i serios en media docena de áreas de interés estratégico incluyendo no sólo innovaciones técnicas sino también innovación en los servicios.
7º) Dejar de echarle siempre la culpa al sector privado de que la I+D no alcance en España los niveles de la OCDE.
8º) Reducir las trabas e incomodidades de todo tipo que las administracioes públicas crean sistemáticamente a PyMEs y autónomos.
9º) Revisar qué productos importamos, a qué paises y porqué. Estableciendo una política de comercio justo (comercio justo para todos es no comprar nada a quienes tienen trabajadores con salarios miserables, sin seguridad social, ni pensiones, ni vacaciones).
10º) Dejarse de tanta mogigatocracia ya ¡hombre! Y llamemos a las cosas por su nombre. Aquí lo que sucede es que hasta el que llenaba el botijo a estado viviendo como un majarajá, y ahora ha venido Paco con las Rebajas justo cuando resulta que cosas como levantarnos de la cama o limpiarnos el culo nos empezaban a dar una pereza de la ostia.
Y perdón por las palabrotas, y por ser tan brutalmente franco, pero es que ya vale de tratar a la ciudadanía como si fuésemos lelos.

Compartir:
  • Twitter
  • Meneame
  • Facebook
  • Google Bookmarks
Esta entrada fue publicada en Patrimonio Común de Innovación, ¿Dónde estamos? ¿Hacia dónde vamos?. Guarda el enlace permanente.