SIMO, Ferias y Trading de Conocimiento

En el año 2000, en la presentación del libro Funky Business oí a Jonas Ridderstråle decir que en la actualidad el problema, o la ventaja, según se mire, de las organizaciones, es que el valor de la empresa está contenido pequeñas bolsas de materia gris de kilo y medio de peso que son bastante difíciles de manejar.
Quizá por eso coinciden las opiniones críticas sobre SIMO TCI (Juantomás, Narciso). Y las ideas sobre formatos alternativos (Alfredo, Pedro Jorge) basadas en el hecho de que a las buenas ferias se va a aprender y no a ver cosas.
Enrique Dans alaba la organización de eventos como el Forum Mundial de Tecnologías de la Información. Puedo decir por mi propia experiencia como expositor que los eventos de HSM Group como Expomanagement suelen ser bastante interesantes y bien montados. Pero ¿porqué tiene que ser el acceso a los ponentes estrella un privilegio exclusivo de los pocos afortunados que pueden pagar los 1.000 ó 2.000€ que vale la entrada?
Si viene, por ejemplo, Fernando Parrado a hablar sobre liderazgo y supervivencia en el accidente aéreo en los Andes en 1972 ¿porqué tiene su vivencia que estar restringida?
De camino al IFEMA hay un cartel del Ayuntamiento de Madrid que dice: «obras de ampliación del acceso … presupuesto 23.000.000€». Luego llegas al SIMO y hay que pagar 10€ de parking y 26€ de entrada ¡36€! por ir a mirar unos stands huecos con chicas guapas.
¿Porqué podemos gastar 23 millones en un puente (y en madrid hay decenas de ellos) pero no gastamos 230.000 en que todos los interesados aprendan de una experiencia de valor crítico en la vida?
Necesitamos un nuevo formato de ferias, me voy a inventar el palabro wikiferia. Algo como la II Conferencia Internacional de Software Libre pero con un marco temático más amplio. Donde ir a escuchar y a hablar con expertos, entablar contactos comerciales, incubar clusters empresariales, hacer amigos y, de paso, divertirse un rato.
Respecto de SIMO TCI, concretamente, yo nunca he entendido la obsesión por huir de una feria de consumo. Si la gente quiere ir a mirar y a comprar electrónica de consumo, pues que vayan. Si está inundado de teléfonía móvil pues bien ¿qué importa eso mientras los expositores estén dispuestos a pagar? Ya hay cientos de eventos alternativos donde ir a hablar de cosas especializadas y profundas que interesan sólo a una minoría. O quizá sería mejor aprovechar las economías de escala de un macro-evento pero partir la feria en subferias paralelas con mayor foco temático y más jornadas divulgativas en vez de tanto stand de un hectómetro cuadrado.

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